Fernando Medina: «Frustra tener que demostrar que tu trabajo es humanitario»

Rubén Santamarta Vicente
rubén santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Tras trabajar como abogado, gerente, asesor... hasta que se enroló con Médicos Sin Fronteras

08 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Él no lo llama un «vuelco vital», pero lo que hizo Fernando Medina (Vigo, 1966) hace diez años es lo más parecido a ello. Trabajó como abogado, gerente de empresas, asesor... Hasta que en el 2003 decidió «por probar» ampliar su actividad profesional y se enroló con Médicos Sin Fronteras. Su primer destino, un año en la conflictiva República Centroafricana. Se enganchó. No ha vuelto a un despacho. Luego llegaron Mali, Pakistán y ahora acaba de regresar de Sudán, donde durante dos años ha ejercido como jefe de misión de esta oenegé. Con 300 personas a su cargo y en un lugar «muy complejo», con zonas de acceso restringido, una excesiva burocracia y un conflicto nunca finalizado. Detrás de estos números hay personas, y apabullan: solo en el 2013 hubo 100.000 pacientes atendidos en los cuatro proyectos de MSF en la zona de Darfur; 150.000 personas vacunadas contra la fiebre amarilla y el sarampión; 11.000 consultas de atención prenatal; 3.000 niños recibiendo tratamiento nutricional...

-Pese a todo, la comunidad internacional no le presta ya atención a lo que sucede en Darfur. ¿No le da rabia, sabiendo lo que hay allí?

-Es una pena, sí. No está en la agenda internacional cuando hay un montón de necesidades. Aquí se puede tener la sensación de que en Darfur hubo algo, que ya pasó, que está solucionado. Y nada de eso.

-¿Y tiene la sensación de aportar solo una gota de agua en un océano inmenso?

-La verdad es que hay muchísimo que hacer y lo que se consigue es poco, en comparación con las necesidades que tiene la población. Sí, la imagen puede ser esa, como una gota de agua en un océano. Pero también es verdad que nosotros vamos cumpliendo los objetivos que nos marcamos.

-Ha estado en situaciones conflictivas, en África, en Asia... ¿Sudán ha sido la peor?

-Posiblemente sí porque te enfrentas a muchas cosas. De entrada, a una Administración con la que hay que pelear continuamente porque son reacios a la llegada de personal internacional. Además, hay zonas de mucho riesgo y un acceso bastante restringido a determinados lugares para poder trabajar, negociando permisos constantemente para cualquier cosa que vayas a hacer.

-¿Y eso no es frustrante? Es decir, que sea la burocracia la que te impida llevar a cabo algunos proyectos, no la falta de medios de la organización...

-Sí, genera frustración tener que demostrar constantemente que lo que tú haces es ayuda humanitaria independiente, solo eso, que no eres un extranjero vinculado a otra cosa. Imagínate un enfermero o un médico que trabaja en un proyecto y que tiene que afrontar una serie de problemas que no le permiten progresar en lo que hace. Para ellos es muy duro porque tienen una gran implicación y cualquier retraso, por burocracia, afecta a la población a la que atienden. Como jefe de misión tengo que minimizar esos problemas y animar a nuestros expatriados.

-En los últimos años se ven secuestros de cooperantes, ataques a hospitales... ¿Ha notado que no se respeta al personal de las oenegés?

-Puedo hablar de mi experiencia con un caso. El año pasado vivimos un conflicto intertribal que provocó 65.000 desplazados que se asentaron en un pueblo de 10.000 habitantes de difícil acceso. Hubo que montar un proyecto con mucha rapidez, y no hubo problemas de aceptación.

fernando medina jefe de misión de médicos sin fronteras en sudán