El director de la revista Vida Nueva y sacerdote, Juan Rubio, desmenuza las claves de su largo mandato
23 feb 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Ha sido el hombre que marcó el rumbo de la Iglesia católica en España durante dos décadas. Presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, ha sido la voz de Juan Pablo II y Benedicto XVI en España, el ariete contra el laboratorio laicista de Zapatero. El director de la revista Vida Nueva y sacerdote, Juan Rubio, desmenuza las claves de su largo mandato en El fin de la era Rouco (Península).
Su gobierno se traduce en un acusado «presidencialismo», y, pese los encontronazos con el Ejecutivo socialista, Rubio piensa que «le ha ido mejor con Zapatero que con Aznar y Rajoy». «Los pactos [de la Iglesia] con la izquierda son más duraderos que con la derecha», aduce, y hubo tregua para la Jornada Mundial de la Juventud 2011.
Desencuentro con Rajoy
Rouco nunca creyó que con Rajoy la Iglesia pudiera obtener una situación privilegiada. Viejos contenciosos de cuando uno era arzobispo de Santiago y el otro presidente de la Diputación de Pontevedra envenenaron las relaciones, y Rajoy aún no se ha reunido con el dirigente episcopal. Por añadidura, «ahí están las leyes que la Iglesia espera se deroguen, como la de los matrimonios del mismo sexo. La Iglesia creía que iba a ser con Rajoy, pero no».
En el libro, se dice que Rouco «participa de ese imaginario colectivo españolista que no entiende, ni se esfuerza en entender, el tema catalán y vasco». Aunque ha conseguido imponer obispos afines en el País Vasco, no ha podido hacer lo mismo en Cataluña, su «asignatura pendiente».
Del futuro, Rouco no cuadra con el estilo del pontífice argentino. No en vano votó por el arzobispo de Milán, Angelo Scola, en el último cónclave.