Adoptantes españoles empiezan a perder niños rusos ya asignados

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La nueva normativa rusa restringe las adopciones a los países que permiten los matrimonios homosexuales

14 feb 2014 . Actualizado a las 02:01 h.

El Gobierno ruso aprobó ayer un decreto que veta la adopción de niños de su territorio a parejas homosexuales y a solteros heterosexuales de Estados que consienten el matrimonio gay. La medida, firmada por el primer ministro, Dimitri Medvédev, afecta a quince países en todo el mundo, entre ellos España. Supone además la ejecución de la recomendación que había hecho el verano pasado el Tribunal Supremo ruso, que en la práctica ya vino a paralizar las adopciones por españoles en ese país.

Desde entonces, más de quinientas familias -algunas, gallegas- han visto bloqueados sus procesos hasta que, por exigencia rusa, se firme un convenio bilateral que garantice que ni parejas gais ni de hecho (los rusos temen que entre los singles se cuelen también homosexuales españoles) adoptarán niños rusos.

A la rúbrica de ese convenio se dio luz verde el 20 de diciembre en Consejo de Ministros, y en enero del año en curso, en el Consejo de Estado, con fuertes críticas del colectivo gay, pero aún no se ha firmado. Según Asuntos Exteriores, porque Rusia se lo toma con calma.

Mientras tanto, más de quinientas familias con expedientes en trámite siguen bloqueadas. De ellas, unas 160 ya tienen niños asignados e incluso han ido a verlos en varias ocasiones. Pero el problema es que esas asignaciones van caducando, pues tienen una duración oficiosa de seis meses. A partir de ese plazo, si una familia rusa se interesa por un niño otorgado a España, tiene prioridad para quedárselo.

La pontevedresa María está desesperada ante la posibilidad de perder a su pequeño. «En nuestro caso -explica-, la asignación expiró en diciembre, así que en cualquier momento podrían llamarnos para decirnos que ya no es nuestro. De las 160 parejas que estaban como nosotros, a diez les han comunicado que se han quedado sin sus hijos, y están destrozadas».

También es cierto que por el camino se ha producido alguna asignación -muy pocas-, casi siempre por la decisión personal de algún juez que ha priorizado el bienestar del menor, sin esperar a la firma del convenio con España. María destaca el trabajo que han hecho los técnicos de los ministerios españoles implicados en las adopciones, pero sostiene que «a nivel político se podía haber hecho algo más, y la realidad es que desde el 13 de junio no veo a mi hijo».

En cuanto al documento aprobado ayer, en teoría no altera la situación que existía desde el verano, pero confirma y normativiza el veto a homosexuales y solteros heterosexuales. La firma del convenio bilateral en las condiciones que exige el Gobierno de Medvédev resolvería el problema de las familias afectadas, aunque abriría un nuevo frente: la protesta del colectivo gay, que vería mermados sus derechos y libertades.

Mientras tanto, más de quinientas parejas siguen aguardando, desesperadas por las últimas palabras del embajador ruso en España: «Espero que todo esto se pueda resolver este año».