Un gallego explica cómo el cerebro recrea la ilusión visual de Galileo

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Foto Universo
Óscar Blanco Varela (Agrupación Astronómica Ío)

El enigma de más de 400 años ayuda a entender el mecanismo de la visión

17 jun 2019 . Actualizado a las 18:03 h.

Pruebe a hacer un experimento. Antes del amanecer mire al cielo hacia el oeste y busque Júpiter. Luego busque Venus, también con los ojos desnudos. El pequeño planeta le parecerá entre ocho y diez veces más grande que el gigante gaseoso, cuando en realidad el disco de Júpiter, si tiene la oportunidad de mirarlo desde un telescopio, es cuatro veces mayor. Lo que habrá observado es una ilusión óptica, la comprobación de que nuestros ojos distorsionan nuestra percepción del Universo, algo de lo que lo Galileo Galilei advirtió por primera vez hace algo más de 400 años, un fenómeno que nadie hasta ahora había logrado explicar. El astrónomo italiano dedujo que la ilusión no era creada por el objeto, sino por los ojos, que a simple vista expanden el tamaño de planetas y estrellas y difuminan sus bordes hasta dar la impresión de formar una corona radiante, a diferencia de lo que ocurre si se observan en telescopio.

La realidad deformada

Galileo pensó que este suceso se debía a que la luz planetaria se refracta en la humedad que cubre la pupila o que esta se refleja en los bordes del párpado, una explicación que se mantuvo durante siglos. Esta visión deformada de la realidad se creaba, en esencia, por la dispersión de la luz en el ojo. Pero el físico alemán Hermann voz Helmhotlz fue el primero en darse cuenta de que se necesitaba algo más para entender el fenómeno. Y, efectivamente, la clave está en el ojo, aunque más bien en cómo el cerebro reconstruye la realidad. Ahora, un equipo coordinado por el científico de Vigo José Manuel Alonso, director del Laboratorio de Neurociencia Visual en la Universidad del Estado de Nueva York, acaba de describir el mecanismo neuronal que explica la ilusión óptica de Galileo en una investigación publicada en PNAs.

La clave del proceso está en las conexiones neuronales, que hacen que el cerebro procese más rápido y más eficientemente los objetos oscuros en fondo blanco, como las letras de esta página, que los objetos blancos en fondo oscuro, como las estrellas del cielo.

«Nuestro trabajo demuestra que esta diferencia en el procesamiento de claros y oscuros es debido en gran parte a las respuestas de las neuronas en el ojo», explica José Manuel Alonso, quien aclara que «ya desde los primeros meses de vida la representación de objetos que las neuronas del ojo mandan al cerebro son más borrosas para objetos claros que para los oscuros».