Cuando la fama se convierte en riesgo

La Voz

SOCIEDAD

La historia de la fan de Paco González se suma a la de otros muchos seguidores que han cruzado la línea de la admiración para convertirse en verdaderos acosadores de sus ídolos

06 feb 2014 . Actualizado a las 18:17 h.

Que la fama cuesta es algo que muchos de los miembros más populares del mundo saben, y es que parece que uno no es nadie hasta que un fan obsesivo le da algún susto. El último en ocupar un lugar «privilegiado» en esta negra -y muy amplia- lista ha sido el periodista deportivo Paco González.

Los popularmente conocidos como Star Killers (asesinos de estrellas) comienzan su turbio camino de obsesión con acciones muy habituales como guardar fotografías y recortes de periódicos que poco a poco van dejando paso a acciones mucho más anormales que acaban por convertirse en un nada moderado acoso.

Son muchos los que a lo largo de los últimos años han conseguido protagonizar portadas de medios de comunicación debido a un más que anormal comportamiento, pero si hay un fan desquiciado que será recordado a lo largo de la historia ese es Mark David Chapman, mundialmente conocido por asesinar al cantante de los Beattles, John Lennon. «Yo era el Señor Nadie antes de matar a la persona más famosa del mundo», declaraba el perturbado Chapman que con una peculiar sangre fría asesinó a su ídolo no sin antes pedirle el que probablemente fue uno de los últimos autógrafos que el cantante pudo firmar.

Se podría decir que algo más de suerte tuvo la tenista Mónica Seles, a quien con solo 19 años se le truncó su prometedor futuro deportivo. En abril de 1993, la que había sido coronada como la reina del tenis femenino, fue apuñalada por Günter Parche, un perturbado mental que estaba obsesionado con la deportista Steffi Graf.

Parche, un tornero desempleado de 38 años perteneciente a la ex Alemania comunista, nunca pudo perdonar que Seles consiguiera vencer a Graf y decidió cobrarse la revancha de un modo nada deportivo asestándole una puñalada en la espalda con un cuchillo de cocina de 23 centímetros. Seles, que en medio del partido comenzó a sentir un terrible dolor sin saber de dónde venía, nunca pudo superar el miedo, y la locura de Günter Parche acabó por apartarla definitivamente de las canchas.

Algo más aparatosa fue el arma que un fan utilizó para agredir a la actriz española Sara Casasnovas quien en el 2009 fue atacada con una ballesta a la salida del teatro por Arndt M., un alemán nacionalizado angoleño de 39 años.

El agresor, que le había escrito numerosas cartas declarándole su amor, llevaba en una mochila todo un arsenal militar: dos ballestas, flechas de plástico con puntas tipo arpón de unos 15 centímetros, grilletes, un bote de gasolina, una soga y un cartel de una obra de teatro que Casasnovas había representado unos meses antes.

La reina del pop también es una de las grandes estrellas que ha pasado a engrosar esta peculiar lista. Robert Dewey Hoskins pasaba las horas muertas escribiéndole cartas de amor a Madonna quien estoicamente tuvo que soportar durante meses un sinfín de llamadas telefónicas del fan. Nimiedades si se comparan con el hecho de que Hoskins llegó a entrar tres veces en casa de la cantante amenazándola con cortarle la garganta «de oreja a oreja».

Mucho tuvo que luchar Whitney Houston para conseguir la orden de alojamiento para Desiree Weeks, una mujer que gritaba a los cuatro vientos que la cantante era su madre reencarnada, una excusa que le sirvió para llenar la casa de su ídolo de miles de cartas, pasteles, ropa e incluso pijamas para el marido de la cantante.

La hazaña de Bob Dylan es mayor que la de muchos otros famosos, ya que el cantante tuvo que vivir en sus propias carnes a más de un seguidor que trazaba la línea de la locura.

Alan Jules Weberman es probablemente uno de los más conocidos. Este estudiante creó el Frente de Liberación de Dylan con el único -y trastornado- objetivo de liberar al cantante «de sí mismo». La obsesión llegó hasta tal punto que el joven incluyó entre sus rutinas la inspección de la basura del cantante, de la que en una ocasión hurtó una bolsa con pañales de los bebés de Dylan.

La cantante Björk también tuvo que lidiar con un capítulo que podría haber sido sacado de una película gore. Un ataque de celos acabó por nublar por completo la mente de Ricardo López, que nunca pudo soportar que la cantante mantuviera una relación con Goldie. El desequilibrado seguidor decidió grabar en vídeo como preparaba un paquete bomba dirigido a la cantante y finalmente resolvió dejar constancia de cómo se quitaba su propia vida. «Soy el ángel de la muerte para ella», fueron algunas de las perturbadoras palabras que quedaron registradas en el terrorífico film casero.

«Buscáis la fama, pero la fama cuesta, pues aqui es donde váis a empezar a pagar: con sudor», resumía la profesora de baile de una de las más famosas series de los ochenta, pero ser famoso, ¿también implica sangre?