Los niños de hoy en día corren menos que sus padres a su edad

Raúl Romar García
R. Romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Expertos gallegos alertan del «terrible» problema del sedentarismo infantil

11 oct 2019 . Actualizado a las 20:26 h.

El ejercicio es sencillo. Hay que correr durante diez minutos. Cada uno a su ritmo. Solo existe una condición: nadie puede pararse. A los tres minutos alguno ya pide la hora. Poco después otros se llevan la mano al hígado, aparece el sudor y su rostro se sonroja como un tomate. Cumplen, fatigados, pero a alguno casi hay que empujarlo. No es ficción, es una actividad real a la que el profesor de educación física Pablo Pía sometió a sus alumnos del instituto Val do Asma, de Chantada, para comprobar su estado de forma. ¿Son estos alumnos una excepción? No. Es la misma o parecida situación que comprueban día a día los profesores de gimnasia de Galicia. Es, también, el síntoma palpable de la realidad actual: el sedentarismo se ha instalado en niños y adolescentes. No es un problema menor, sino preocupante y con no pocas repercusiones para la salud futura de los ahora menores. «El primer factor del aumento de las enfermedades cardiovasculares es la falta de ejercicio físico. El sedentarismo es terrorífico», sostiene Juan José Crespo Delgado, especialista en medicina deportiva y profesor en la Universidade de Vigo.

Existe un dato general que ahonda en la herida. Los niños de hoy en día corren menos que sus padres. En concreto son un 15 % más lentos, mientras que su resistencia cardiovascular sufre una merma sostenida de un 5 % cada década. Son las conclusiones de 50 estudios realizados a 25 millones de niños durante 46 años, entre 1964 y el 2010, presentados hace unos días en la Asociación Americana del Corazón. Comparando distintas épocas, los chicos tardan 90 segundos más que sus padres en recorrer 1,6 kilómetros.

«Un auténtico desastre»

¿Son estas conclusiones extrapolables a Galicia? En la comunidad no existen estudios mantenidos en el tiempo, algo que reclaman los expertos, que permitan ofrecer una radiografía similar, pero la sensación unánime es que ocurre algo parecido. «A miña experiencia dime que, en xeral, os rapaces de agora teñen un baixo nivel de resistencia física», corrobora el profesor de educación física Manuel Pimentel. Su colega Pablo Pía, que está realizando una tesis doctoral sobre el efecto del deporte en la reducción de factores de riesgo cardiovascular, coincide. «La condición física de los alumnos que vemos en las clases es un auténtico desastre», explica. E incluso se está planteando poner una especie de deberes deportivos a los chicos que no cumplan con una mínima condición física.

El bajo nivel de resistencia de los niños y adolescentes gallegos también se está notando en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva de Pontevedra. Ahora son muchos menos que hace veinte años los niños de 14 años que tienen para escoger para realizar una carrera deportiva. «Mi sensación, lo que yo creo y veo, es que ahora tenemos a niños menos capacitados para el deporte», subraya Fernando Huelin, director de la institución y médico deportivo, quien alerta de que «tenemos un problema muy serio de sedentarismo».

Los expertos incluso intuyen que el problema va más allá de lo que indican las cifras oficiales, las que indican que entre el 25 y el 30 % de los niños gallegos tienen sobrepeso y entre el 12 y el 16 % son obesos. O las que muestran que uno de cada cuatro no realiza ningún tipo de actividad física y que, de media, se pasan sentados algo más de cuatro horas al día delante de una pantalla. Dos horas de gimnasia a la semana tampoco son suficientes para contrarrestar la hora al día que recomienda la OMS de ejercicio sostenido. El problema, aseguran los profesionales, es que los niños ya apenas juegan en la calle y que los padres tampoco tienen tiempo para llevarlos a actividades deportivas. «No creo que los niños de ahora sean más vagos, es la sociedad la que ha evolucionado», zanja Fernando Huelin.