Al hilo de la entrega del premio Príncipe de Asturias de las Letras -mañana-, el escritor Antonio Muñoz Molina habló ayer en Oviedo de, entre otros muchos asuntos, de la educación, que tachó de «vergüenza». En alusión a los constantes cambios de carácter partidista en la legislación, dijo que la gestión política de la educación en España recordaba a una «obra teatral que hemos visto muchas veces». Por ello, demandó, es urgente que se consensúe y redacte una ley educativa «duradera, sólida» y que esté fundamentada en la opinión de los docentes que trabajan cada día en las aulas, y no que sea elaborada por una serie de «expertos, psicopedagogos y comisarios políticos desde sus despachos». Inquirido por su valoración de los pésimos niveles de comprensión lectora que revelan los estudios, Muñoz Molina lamentó que los políticos reaccionen con el mismo reflejo absurdo e inútil: «Si es de izquierdas dice que la culpa la tiene el franquismo, y si de derechas dice que la culpa la tienen los socialistas. A continuación se hace una ley atolondrada, que se sabe que va a durar muy poco». A su juicio, «todo el mundo debería ponerse de acuerdo en lo básico, preguntando a la gente que se dedica a ese trabajo, fijándose en cómo se hace en otros países en los que funciona mejor». En tal sentido, abogó por que los políticos sean «más pragmáticos y no llenen la escuela de ideología con debates estériles».