«Galicia ten o seu graíño de gloria»

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SOCIEDAD

Cibrán Santamaría y Patricia Muíño trabajaron en el experimento ATLAS del CERN que permitió detectar el bosón

09 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«No fondo, nos tamén temos o noso graíño de gloria no achádego do bosón de Higgs», explica el profesor de la Universidade de Santiago Cibrán Santamarina, uno de los tres físicos gallegos que participaron en el experimento ATLAS que, junto con el CMS, fueron fundamentales para detectar el bosón de Higgs, la partícula asociada al campo del mismo nombre que da origen a la masa. Santamarina, junto con Patricia Conde Muiño, que sigue trabajando en el ATLAS, aunque ahora contratada por la Universidad de Lisboa, y Teresa Fonseca, que en este momento da clases en un instituto de Suiza, se encargaron de programar los algoritmos del sistema de filtrado de datos, denominado trigger. Fue un trabajo importante, porque en cada segundo se producen 600 millones de colisiones de protón contra protón. Es imposible, y aparte no tiene sentido, guardar todos los datos, por lo que se hacía necesario conservar los más interesantes para el análisis posterior. El programa desarrollado por los investigadores gallegos permitió seleccionar entre 300 y 400 sucesos interesantes por segundo.

«Es un sistema importante, porque las colisiones que no se guardan nunca podrán volver a usarse, se pierden para siempre, y, por lo tanto, el sistema tiene que ser eficiente para escoger las importantes, en las que se esconden los procesos de física que queremos estudiar, como es el caso del Higgs», apunta desde Lisboa Patricia Conde, natural de Dubra.

«Sin Higgs non existiríamos»

Cibrán Santamarina también lo tiene claro. «Unha cousa é segura -apunta-, os algoritmos galegos seleccionaron os sinais que deron lugar á evidencia experimental do bosón de Higgs, o que confirmou a teoría de Higgs, Englert e Brout».

A ninguno de los dos tampoco le caben dudas de la importancia del hallazgo, uno de los más importantes en física de los últimos cincuenta años, ni de lo merecido del premio. «É absolutamente merecido. Sin Higgs viviríamos noutro universo, quizás nin existiríamos», apunta Santamarina. «No me sorprende que el Nobel haya sido para Higgs y Englert. Me alegra mucho. Es un momento histórico. La emoción vivida el año pasado, cuando comenzamos a ver que la señal que veíamos en nuestro detector aumentaba y se convertía en el indicio inequívoco de una nueva partícula, un bosón, también fue algo indescriptible», explica Patricia Conde. Esta investigadora continúa trabajando, con visitas asiduas al Laboratorio Europeo de Física de Partículas, en el estudio de la partícula de Dios para determinar sus propiedades y verificar si coinciden con lo predicho por la teoría.