Eduard Punset: «Se es feliz cuando se sabe controlar qué es lo que te da o te quita felicidad»

Lucía Rey
lucía rey LUGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Carlos Castro

Más de 300 personas siguieron su charla en la Diputación

22 may 2019 . Actualizado a las 09:33 h.

Más de 300 personas -unas 150 en directo el salón de actos, y otras tantas en el salón de plenos a través de una pantalla en streaming- siguieron ayer con gran expectación la conferencia del polifacético Eduard Punset (Barcelona, 1936) en la Diputación de Lugo. Minutos antes de la charla, el abogado, economista, ministro a principios de los ochenta y divulgador científico -actualmente presenta Redes en La 2-, atendió amablemente a La Voz para analizar algunos retos del siglo XXI.

-¿Existe una pócima mágica para ser feliz?

-Las dimensiones de la felicidad se han estudiado mucho en los últimos años, y una de las cosas que hemos descubierto es que la felicidad no es el dinero salvo si se vive por debajo del nivel de subsistencia. Un 99% de las personas está cavilando y buscando qué la hace feliz, y depende básicamente del control de nuestra propia vida. Se es feliz cuando se sabe controlar qué es lo que te da o te quita la felicidad en tu propia vida, y eso es de lo poco que hemos aprendido de la felicidad.

-¿Y es posible controlar la vida?

-Hay países que lo tienen más difícil que otros, y España no es un país que lo tenga fácil, básicamente por el endeudamiento excesivo de los últimos años, por haber hecho mal el diagnóstico de la crisis diciendo que era una crisis bancaria cuando era una crisis específica de países específicos que se habían endeudado en exceso. La gran novedad es que la esperanza de vida está aumentado dos años y medio cada ocho años, y eso es mucho. Eso da un poder inusitado al individuo para controlar sus circuitos cerebrales, lo que llamábamos la genética de una persona. Y de ahí que ahora la cultura popular esté alcanzando cosas como el saber gestionar sus propias emociones, y eso implica: primero identificarlas, porque no se sabe distinguir una de otra; y luego saber gestionarlas. Una pareja, por ejemplo, no puede ser nunca feliz si no sabe gestionar sus propios amores y desamores. La segunda cosa es habernos dado cuenta de que la intuición es mucho más importante que la razón, que no existe prácticamente. Sabemos unas milésimas de segundo antes de que lo padezcamos cuál es el origen de una crisis, de un avatar sobre la felicidad. Y por último, no hemos sabido aprovechar todavía el potencial ingente que representan para un individuo las redes sociales; es decir, la capacidad de innovar explotando el conocimiento disperso que ofrecen distintos estamentos, distintos universos, distintos países, distintos universidades....

-¿Qué consejo da para «sobrevivir» en un mundo tan convulso?

-Lo primero sería ser un poco más modestos y aceptar que la vida es una equivocación, que como decía un gran científico a quien la NASA había encargado el descubrimiento de nuevas plantas y vida en otros universos, que la vida es algo muy difícil. Descubrirla lleva mucho tiempo, mucho trabajo, muchas equivocaciones. Lo segundo que debiéramos aceptar con más facilidad es darnos cuenta de que el discurso está basado en la intuición, y la intuición nos puede llevar a echar por la borda esta búsqueda desenfrenada de la razón. La razón casi no existe en los parámetros, en los cordones cerebrales. Y por último, el aprovechar las redes sociales como fuente de innovación.