La hija de Primo de Rivera que dio calabazas a Rockefeller

Cristina García Cao / J. L.

SOCIEDAD

El balneario de Mondariz fue testigo de uno de los desamores de alta alcurnia más sonados

15 sep 2013 . Actualizado a las 18:30 h.

Entre las historias de amor de las que fue testigo la villa de Mondariz sobresale una por la relevancia política y económica de los protagonistas y la trascendencia que habría cobrado el romance si hubiese acabado en matrimonio. Lo cuentan Luis Alonso, coautor del libro O lecer das augas, y Amalia Gallego, directora de comunicación del balneario, y se trata del amor no correspondido de John Davidson Rockefeller III, hijo del magnate del petróleo de Estados Unidos, por una de las hijas del dictador Miguel Primo de Rivera.

En el curso de un viaje de estudios por Europa, el hombre más rico del mundo, como se lo denominaba, concretó una cita con Primo de Rivera en el balneario en el mes de agosto de 1929. El joven americano tuvo oportunidad de descansar en el lugar unos días y de conocer a los visitantes que lo frecuentaban, una experiencia que, según recogió en su diario, supuso todo un descubrimiento para su formación. Pero la visita a Mondariz no solo enriquecería su vida intelectual. El dictador viajó a Galicia acompañado de su familia y durante aquel encuentro estival Rockefeller conoció a una de las hijas del político, María del Carmen, de la que quedó prendado. Una joven muchacha de ojos azules, rubia... su primer amor. Fue tal el flechazo que el multimillonario heredero dedicó páginas y páginas de sus memorias a las sensaciones que la española le provocó durante aquellos días. Las dos familias estaban de acuerdo con la boda, pero al final Carmen se negó y el noviazgo quedó en un idilio pasajero entre manantiales. Quién sabe las consecuencias políticas y económicas que habría tenido el matrimonio en la inestable, empobrecida y conservadora España del momento.

Ochenta años después y con el mismo esplendor, el balneario sigue ejerciendo de lugar de encuentro de celebridades y parejas que deciden tomarse unos días de descanso. La primera gallega que obtuvo el título de Miss España, en el año 1933, Lolita Halconero Rivas, vivió sus primeros amoríos en el balneario, y ella misma recordaba la influencia que habría de tener aquella experiencia en el futuro: «El ambiente chic de la belle époque y los visitantes ilustres del Gran Hotel marcaron mi educación, mi carácter y mi estilo». Un ambiente al que tampoco se resistieron el matrimonio formado por Alessandro Lecquio y María Palacios. Ambos son clientes desde que realizaron sus primeras escapadas románticas. Además, el noble italiano suele jugar en su campo de golf.

Igualmente, Natalia Verbeke, actriz nacida en Argentina, descubrió Mondariz gracias al torero Miguel Abellán cuando ambos eran pareja. El director de cine Carlos Bardem y su exnovia, la actriz Beatriz Rico, se han dejado ver por el lugar. Al igual que la pareja de periodistas formada por Manuel Campo Vidal y María Rey, el actor Álex González, la presentadora de televisión Beatriz Montáñez o Rodolfo Sánchez, que reconoce fundamentales sus retiros en Mondariz junto a su pareja, la actriz Xenia Tostado. Apenas un puñado de nombres de los muchos hechizados por este lugar.