Enganchados hasta la orilla

SOCIEDAD

Vítor Mejuto

El uso de tabletas y móviles en la playa estresa los ojos, advierten los ópticos

27 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Dejando a un lado que el libro de papel y el periódico de toda la vida son el formato ideal (por su portabilidad, resistencia y por el escaso interés que despiertan en los ladrones) para llevarse las novelas y las noticias a la playa, el verano del 2013 está siendo, sin duda, el de la generalización de los dispositivos electrónicos en playas y piscinas; no hay más que echar un vistazo.

Martes. Playa de Samil. Un matrimonio toma el sol en el arenal vigués. Él lee un diario de papel y ella un libro electrónico. «Es muy cómodo, me lo regalaron mis hijos. Yo no sé descargar libros, me lo hacen ellos», cuenta la lectora. El marido, justo después de confesar que él es más analógico y que no está «para caralladas», tira el periódico como caiga sobre la arena y se va a pasear. «¡A ver si eres capaz de hacer tú lo mismo con el librito!», tienta a su mujer.

La guía de compras de unos conocidísimos grandes almacenes dice que el éxito de los e-book (dispositivos electrónicos diseñados para leer) «se ha cimentado, fundamentalmente, en su pantalla basada en la tinta electrónica». Estas pantallas no reflejan la luz, a diferencia de los TFT o de otros dispositivos. Aun así, cada vez son más los que se llevan la tableta electrónica a la playa, aunque tengan que cubrirse la cabeza con una toalla para conseguir leer algo.

Desde el Colegio de Ópticos Optometristas de Galicia, Álex Dubra, con establecimiento en el municipio coruñés de Teo, dice que llevarse un TFT a la playa le parece, como poco, una mala idea: «Al darle la luz del sol directamente -explica- tienes que colocar el brillo de la pantalla al máximo, o no verás nada. Y eso genera una gran intensidad lumínica que deslumbra y estresa más los ojos». El óptico añade que, además, para paliar este problema, solemos quitarnos las gafas de sol, con lo que también renunciamos la protección ultravioleta, tan necesaria. «Los dispositivos de tinta electrónica son los mejores, sin duda -dice Dubra- el gran problema de tabletas y teléfonos inteligentes es que nos obligan a mirar directamente una fuente de iluminación, y eso estresa mucho los ojos». Para ilustrarlo, pone un ejemplo: cansa más ver la tele que ver una película en el cine, precisamente porque la gran pantalla refleja la luz y la pequeña la emite. El desembarco masivo de tecnología en los arenales trae asociados otros problemas, desde el aumento de robos (una pareja especializada acaba de ser detenida en Samil) hasta el fenómeno de los ladrones de vídeos y fotos. La Agencia para la Picaresca [por raro que suene, existe] dice que el voyeurismo digital se ha disparado sobre todo en España, donde el 63,2% de los consumidores usa un smartphone.