Ana de Castro, toxicóloga, alegó por las irregularidades en su evaluación
17 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El caso de Diego Martínez no es el único que ha levantado la liebre sobre las deficiencias del sistema de adjudicación de los contratos Ramón y Cajal. Los de otros investigadores gallegos rechazados en las comisiones ponen en entredicho el sistema.
Ana de Castro (Pontedeume, 35 años) fue rechazada este año y, tal y como va a hacer Diego, ha presentando una alegación. Ana trabaja en el Servicio de Toxicoloxía del Instituto de Ciencias Forenses de la USC. En su opinión, el error de planteamiento de los Ramón y Cajal es que «mezclan a investigadores de posdoctorado con los sénior». Los segundos tienen entre cinco y diez años más de currículo que los segundos, y eso, unido a que cada vez se convocan menos plazas, se traduce en que los investigadores jóvenes «apenas tiene opciones» de acceder a estas ayudas, ni a otras específicas para ellos.
Pero las alegaciones, en su caso, obedecerían a irregularidades en la evaluación. La notificación que le enviaron dice «que no consta» su participación en proyectos internacionales. «Les he repetido lo que mandé en el currículo. Por ejemplo, un proyecto sobre drogas financiado con fondos europeos». Tampoco se le reconoce como experiencia internacional, dice, los dos años que pasó «en el Instituto Nacional de Drogas de Abuso, en Estados Unidos, y el Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Helsinki».
El responsable del departamento de la Universidade de Santiago en el que ella trabaja actualmente, el catedrático Manuel López-Rivadulla, lamenta la «frustración» que le producen casos como el de Ana de Castro, y recuerda otro similar, que ocurrió hace dos años con la investigadora Marta Concheiro.
«Entonces le negaron también el Ramón y Cajal, y hoy está ganando 5.000 dólares al mes en un laboratorio de primer nivel mundial, en Baltimore. Se marchó renunciando a un Parga Pondal de la Xunta por el que le daban 1.700 euros». Rivadulla lamenta esta pérdida de talento que amenaza con interrumpir «el relevo generacional».
Luis Viña, catedrático de Física de Materia Condensada en la Universidad Autónoma de Madrid, sostiene que la selección de candidatos se hacen con todas las garantías científicas, si bien algunos criterios de evaluación de los Ramón y Cajal de la convocatoria de este año «deberían ser revisados», al tiempo que subraya que se ha perdido una convocatoria por retraso acumulado. Extrapolando, eso se traduce en «más de mil años de investigación perdida».