El papa Francisco pide paz para «un mundo dividido por la avidez de un fácil beneficio» en su primer urbi et orbi

Colpisa

SOCIEDAD

ETTORE FERRARI

En su primera bendición el papa recuerda los conflictos de Oriente Medio, Irak, Siria, África y Corea

31 mar 2013 . Actualizado a las 23:57 h.

En la liturgia de la Iglesia católica hay dos momentos en los que el Papa habla al mundo, sin distinción de creencias, y bendice tanto la ciudad de Roma como el resto del planeta, urbi et orbi. Uno es en Navidad y otro el Domingo de Resurrección, cuando según la fe cristiana nació Cristo y cuando venció a la muerte. Esta última fiesta, es para los creyentes la más importante: la vida más allá de la muerte para ellos da sentido a todo. De ahí la alegría por anunciarlo a los cuatro vientos. Para los no católicos es un llamamiento mundial a la concordia.

El primero del nuevo papa Francisco también le retrató. Como ya hizo en la misa de vigilia del sábado, intentó contagiar su fe optimista, siempre en clave de esperanza, de un Dios misericordioso y que es la solución a los problemas. Luego pidió «paz en todo el mundo, todavía tan dividido por la avidez de quien busca fáciles beneficios», una crítica a las desigualdades sociales y a los efectos del salvajismo financiero.

El papa Francisco prosiguió con un deseo de paz para un mundo «herido del egoísmo que amenaza la vida humana y la familia, egoísmo que continúa con el tráfico de personas, la esclavitud más extendida en este siglo, un mundo desgarrado por la violencia ligada al narcotráfico y a la explotación inicua de los recursos naturales». «¡Paz a esta nuestra Tierra!», exclamó en una consigna totalmente ecologista, un matiz de Bergoglio que siempre queda subrayado.

El papa Francisco leyó su mensaje tras una misa en la basílica de San Pedro y un nuevo baño de masas en el papamóvil. Además de los turistas, para muchos fieles fue la primera oportunidad de ir a ver al nuevo Pontífice: la plaza se llenó, incluida Via della Conciliazione. Según el Vaticano, había unas 250.000 personas, como en los días de mayor afluencia tras la elección. Francisco apareció en el balcón central de la basílica y tuvo un recuerdo en su discurso para los principales conflictos abiertos.

Comenzó con Oriente Medio y pidió por israelíes y palestinos «para que retomen con coraje y disponibilidad las negociaciones». Siguió con Irak y «la amada Siria». «¿Cuánto sufrimiento tendrá que ser aún infligido antes de encontrar una solución política?», reprochó. A las guerras de África, más olvidadas, dedicó el papa Francisco otro pasaje y citó a Nigeria, República Democrática del Congo y República Centroafricana. Concluyó con «la península coreana», donde pidió paz «para que se superen las divergencias y madure un renovado espíritu de reconciliación».