El ministro de Cultura del Vaticano ya fue llamado en 2007 por Benedicto XVI, cuando era prefecto de la Biblioteca-Pinacoteca Ambrosiana de Milán (Italia) para que escribiera las meditaciones del Vía Crucis del Viernes Santo, en las que denunció el abandono y el aislamiento en que viven muchos ancianos y enfermos, así como el maltrato a las mujeres.
Estos dos encargos papales, que asocian a Ravasi con Ratzinger, han propiciado que observadores vaticanos consideren que es «un punto» más que gana el cardenal a la vista de los otros purpurados a la hora de elegir pontífice el próximo mes de marzo.
Aunque no se puede comparar, esos mismos observadores señalan que Juan Pablo II encargó las meditaciones de su último Vía Crucis, en 2005, al por entonces cardenal Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI.
También recuerdan en 1976, Pablo VI llamó al por entonces cardenal Karol Wojtyla para que predicara los ejercicios espirituales de ese años. Dos años después, Wotjyla fue elegido papa (Juan Pablo II), tras la muerte de Juan Pablo I.
Durante esta próxima semana todas las actividades del papa, como es normal en esta época de Cuaresma de ejercicios espirituales, han sido canceladas.
No obstante, el papa se reunirá brevemente todos los días con su secretario particular y prefecto de la Casa Pontificia, Georg Ganswein, para despachar los asuntos más urgente.
El sábado 23, tras concluir los ejercicios, Benedicto XVI recibirá en audiencia privada de despedida al presidente de Italia, Giorgio Napolitano.
Al ángelus asistió el ayuntamiento de Roma, con su alcalde, Gianni Alemanno, a la cabeza y con el estandarte de la Ciudad Eterna, de la que Benedicto XVI es obispo.
Esta ha sido la ocasión, según ha dicho el portavoz vaticano, Federico Lombardi, en la que la ciudad de Roma homenajea al que ha sido su obispo desde el 19 de abril de 2005, ya que no está prevista una audiencia específica del papa a las autoridades romanas.