La explosión del meteoro liberó la energía de 30 bombas atómicas

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Tenía 17 metros de diámetro, el más grande registrado en 100 años

01 may 2019 . Actualizado a las 18:51 h.

Más brillante que el Sol, el meteorito entró en la atmósfera a una velocidad de 32,5 kilómetros por segundo, hasta que se desintegró por la fricción con el escudo terrestre a una altura de veinte kilómetros sobre la superficie. El estallido liberó una energía de 500 kilotones, el equivalente a treinta veces la potencia de la bomba nuclear de Hiroshima. El meteoro de Cheliabinsk (Rusia) es el fenómeno de este tipo más importante de los últimos cien años, según los datos proporcionados ayer por la NASA que, tras una evaluación preliminar, ha ofrecido ya información fiable que despeja algunas de las incógnitas del primer día.

Antes de entrar en la atmósfera terrestre, el meteorito tenía unas dimensiones de diecisiete metros de diámetro, más de lo previsto inicialmente, y una masa de 10.000 toneladas.

El único precedente que se le asemeja es el meteoro de Tunguska (Siberia), en 1908, que tenía entre 30 y 40 metros de diámetro y que liberó la energía de cerca de trescientas bombas atómicas. En este caso no se encontraron fragmentos en tierra ni se detectó ningún cráter, pero su desintegración en la atmósfera provocó una onda expansiva que arrasó un área de 2.000 kilómetros cuadrados y que se llevó por delante 80.000 árboles de la tundra. Aunque menor, la explosión del meteorito de Cheliabinsk fue captada en Alaska, a 6.500 kilómetros, por una de las cinco estaciones de infrasonido ubicadas en el mundo.

Otro suceso como este, según los expertos, no se volverá repetir hasta dentro de otros cien años. «Estimamos que un evento de esta magnitud ocurre, de media, una vez cada cien años», confirmó Paul Chodas, el responsable del programa de objetos cercanos a la tierra (NEOs) de la NASA.

La administración espacial estadounidense también ha descartado, al igual que el día anterior había hecho la agencia europea (ESA), que el meteorito de Rusia tenga relación con el asteroide que en la noche del sábado pasó por la Tierra en la distancia más cercana jamás registrada, poco más de 27.000 kilómetros. El objeto que sobrevoló los Urales rusos tiene, además, un tamaño tres veces menor que el asteroide.