Piedras en la sandalia de Pedro

Alfonso Andrade Lago
Alfonso Andrade REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Escándalos como los abusos a menores o el Vatileaks y la presión de la curia vaticana minaron la fortaleza del jefe de la Iglesia católica

12 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Benedicto XVI intentó alejarse durante su papado de las intrigas de la curia vaticana, pero al final fue víctima de las más importantes. Tal y como resumía ayer con rotundidad el teólogo Max Seckler, amigo personal del pontífice, «sufrió mucho con ciertos peajes que implica el cargo y es difícil imaginar las intrigas que hay en Roma y con las que ha tenido que pelear». Entre ellas, el caso Vatileaks, de robo de documentos oficiales, o el indulto a los lefebvrianos, piedras en la sandalia de Pedro que, junto a una delicada salud, han ido minando su fortaleza hasta -como apunta Seckler- forzar su salida.

El caso Vatileaks

Los documentos filtrados por el mayordomo Gabriele. El escándalo de Paolo Gabriele, mayordomo del papa durante seis años, estalló en marzo del 2012. Al Cuervo se le acusó de filtrar documentos privados en los que se denunciaba la corrupción del Vaticano y se revelaba incluso un complot para asesinar al papa a finales del 2012. Parecía que todo el poder de la Iglesia caería sobre él cuando fue condenado a año y medio de prisión. Sin embargo, fue indultado el 22 de diciembre por el propio Benedicto XVI. El perdón se comunicó como «un gesto paternal», pero lo que hizo fue convencer a la opinión pública de que Gabriele era solo un cabeza de turco en el caso Vatileaks, desatando las especulaciones sobre quién podía estar detrás de aquella filtración y sobre las luchas intestinas por el poder del Vaticano entre dos sectores irreconciliables: conservadores y progresistas.

Abusos a menores

Una losa sobre la integridad de la Iglesia. Es cierto, como argumentan los defensores a ultranza de Ratzinger, que el escándalo de los abusos a menores durante décadas por parte de miembros de la Iglesia había salido a la luz en Estados Unidos antes de la elección del papa, pero esta losa sobre la integridad de la Iglesia supuso igualmente el mayor deterioro de imagen de su mandato. Primero, porque el reguero de escándalos que se fueron destapando en varios países del mundo estalló con virulencia en pleno ejercicio de Benedicto XVI. Segundo, porque sus mayores críticos consideran que el asunto fue su responsabilidad como líder durante 24 años de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cuando los más turbios asuntos relacionados con los abusos fueron escondidos con el único objeto de proteger a las ovejas descarriadas. Y tercero, porque existen serias dudas sobre la actuación del papa en los distintos casos de sacerdotes pederastas. Así, frente a los que alaban que el pontífice alemán fuese el primero en reconocer su «vergüenza» y que la Iglesia es «una barca que hace agua y en la que hay tanta inmundicia», voces muy duras se alzaron ayer contra su labor. Es el caso del colectivo irlandés Supervivientes de Abusos a Niños, cuyo responsable, John Kelly, celebró la dimisión de «un papa que prometió todo para no hacer nada. Pedimos sanciones contra las órdenes religiosas que cometieron abusos y la Iglesia debe reconocer que dejó entrar al diablo para que habitase en ella durante 50 años».

Legionarios de Cristo

La vista gorda con Marcial Maciel. Muerto Marcial Maciel en el 2008, el papa ordenó una investigación de los Legionarios de Cristo que pudo constatar el abuso de seminaristas durante décadas y que el fundador de la congregación había tenido una hija con una amante. Pero la primera denuncia contra Maciel data de 1998. Muy numerosas desde entonces, estas se le fueron acumulando a Ratzinger en la mesa de trabajo cuando presidía la Congregación para la Doctrina de la Fe, organismo que optó hasta el fallecimiento de Maciel por un silencio incómodo que terminó por volverse en contra del pontífice.

Crisis de los lefebvrianos

Levantada la excomunión al negacionista Williamson. La decisión en enero del 2009 de levantar la excomunión al obispo Richard Williamson se tradujo en un chaparrón de críticas y se interpretó como otra incomprensible cesión ante los sectores más conservadores de la curia que se saldó además con en el indulto de otros tres obispos lefebvrianos excomulgados. Williamson, cuyas tesis ponen en duda los crímenes nazis, había negado públicamente el Holocausto. Las presiones de Angela Merkel llevaron al Vaticano a exigirle una retractación pública «inequívoca». Pero la firma del decreto de perdón por parte del papa es posterior a los desmanes del obispo, lo que lo dejó en mal lugar. Tampoco le ayudó su propia relación con el nazismo. Ratzinger fue obligado a ingresar en las Juventudes Hitlerianas e incluso estuvo en una batería antiaérea durante la guerra, un pasado que sus detractores no tardaron en rescatar durante el escándalo de los lefebvrianos.

Choque con el islam

Duras declaraciones ¿descontextualizadas? «Muéstrame aquello que Mahoma ha traído de nuevo y encontrarás solo cosas malas e inhumanas». Estas palabras pronunciadas por Benedicto XVI en septiembre del 2006 durante un discurso pronunciado en la Universidad de Ratisbona incendiaron a los islamistas. El papa se apresuró a explicar que estaban descontextualizadas, lo que suavizó el conflicto religioso, superado con los años. Ayer, los líderes musulmanes fueron condescendientes con la renuncia del pontífice.

Banco del Vaticano

Despedido su presidente. Más luchas intestinas, esta vez con la destitución del presidente del Banco del Vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, «por no haber cumplido con su labor», según responsables del banco. La destitución llega cinco meses antes de que Europa decida si el Vaticano ingresa en la lista blanca de países que cumplen las normas internacionales. La Justicia italiana ya había investigado al banco en el 2010.