Las gemelas Louise y Martine Fokkens, las prostitutas de mayor edad en Holanda

Afp

SOCIEDAD

Han ejercido la prostitución durante 50 años. Louise ha tenido que retirarse por la artritis, pero Martine continúa en activo

08 dic 2012 . Actualizado a las 20:13 h.

En una callejuela de Ámsterdam, una decena de personas se agolpan para intentar darle la mano a las hermanas gemelas Louise y Martine Fokkens, de 70 años, ambas bisabuelas. Están consideradas como las prostitutas con mayor edad de Holanda. Ambas han ejercido la profesión más antigua del mundo durante 50 años en un país que la legalizó en el 2000.

Tienen un total de siete hijos, 12 nietos y cinco bisnietos, pero su labor como madres no interfirió en su vida laboral. Fundadoras del primer sindicato holandés de la profesión, Louise y Martine Fokkens se volvieron conocidas en 2011, cuando el documental Meet the Fokkens (Conoce a las Fokkens) fue aclamado en un festival de Ámsterdam.

Desde entonces, se han publicado dos libros sobre estas gemelas, uno de ellos traducido en siete idiomas, según el editor Bertram en De Leuuw, quien afirma que se vendieron 70.000 ejemplares en Holanda.

Louise ha tenido que retirarse hace dos años. La artritis le impide seguir trabajando, pero su hermana Martine sigue ejerciendo como meretriz dos o tres días por semana, porque según ella, la pensión no le alcanza para vivir.

En esta ciudad, donde desde el siglo XV mujeres han vendido su cuerpo a marineros que estaban de paso, trabajan hoy en día en la prostitución entre 5.000 y 8.000 personas.

A principios de octubre, las hermanas gemelas pasaron a colaborar regularmente con el programa Spuiten en slikken (que significa literalmente «Inyectar y tragar»), especializado en la droga y el sexo. Ambas contestan las preguntas que hacen los telespectadores sobre estos temas.

«Las vi en la televisión», explica Koen Booij, que espera su turno para sacarse una foto con ellas. «Son fantásticas. Contestan las preguntas que nuestros padres no logran contestar», agrega.

Para Jeanine, una estudiante de la universidad de Ámsterdam de 20 años de edad, que prefirió que no se publique su apellido, Louise y Martine Fokkens son «una referencia». «Explican a los hombres cómo tratar correctamente a las mujeres», puntualiza.

No se avergüenzan de su vida. Es más, dicen no lamentar lo que han vivido. «No teníamos dinero», cuenta Louise, mientras se le pone más tenso el rostro. Hace cinco décadas, su marido le ordenó ir a trabajar «durante dos años». «No sabía de qué tipo de trabajo hablaba y ahora ya han pasado 50 años», añade. «Al principio, era muy difícil», aseguran. «Durante estos últimos años, las cosas han sido un poco más fáciles», afirman.

La violencia del entorno y la explotación las llevaron a fundar el primer sindicato de prostitutas del país, llamado La Lucecita Roja. Pero las cosas hoy en día son distintas. «Ya no hay código de honor que se transmite de una generación de chicas a otra», explican. «Hoy en día, las chicas ya casi no llevan ropa. Venden y consumen droga», afirma Louise, para quien el crimen organizado controla actualmente el barrio.

«Todo está relacionado con el dinero y el delito. Una prostituta digna no consume droga», estima Louise. «En aquella época, las chicas se protegían entre ellas. Ahora ya no es así. Los sentimientos humanos han abandonado el barrio rojo desde hace mucho tiempo», concluyen, antes de seguir firmando autógrafos.