El primer ministro ve importante que la Iglesia de Inglaterra sea moderna
22 nov 2012 . Actualizado a las 07:00 h.El rechazo a las obispas por parte de una minoría tradicionalista ha puesto de manifiesto las profundas diferencias existentes en la Iglesia de Inglaterra, y supone un duro revés para quienes lideran los esfuerzos para adaptarla a los tiempos modernos. El arzbobispo de Canterbury saliente, Rowan Williams, estimó ayer que la Iglesia anglicana «perdió cierta credibilidad» con esta decisión. «Parece que nos cegamos deliberadamente a algunas de las tendencias y prioridades de esta sociedad más amplia», afirmó.
La Iglesia de Inglaterra hace frente a una pérdida de fieles, y, aunque reivindica alrededor de 26 millones de bautizados, calcula que el número de practicantes asciende solo a 1,7 millones.
El rechazo de la que hubiera sido la mayor reforma desde la ordenación de mujeres sacerdotes en 1992 también es un golpe para el sucesor de Williams, el obispo de Durham Justin Welby. «El ministerio de las mujeres sacerdote ha sido poderoso en todas las áreas de la Iglesia excepto como parte del episcopado», declaró en su discurso. «Ha llegado la hora de terminar el trabajo», urgió.
La prensa británica calificó unánimemente de «fracaso» el resultado de la votación y el primer ministro, David Cameron, se declaró «muy triste» por que la Iglesia cerrara las puertas del episcopado a las mujeres, que representan una tercera parte del clero anglicano en Inglaterra y casi la mitad entre quienes aspiran a la ordenación sacerdotal. «Creo que es importante que la Iglesia de Inglaterra sea una iglesia moderna, en contacto con la sociedad como es hoy, y éste era un paso que había que dar», declaró Cameron en los Comunes.
Las 3.600 mujeres sacerdote de la Iglesia de Inglaterra deberán por tanto esperar por lo menos algunos años más para seguir los pasos de algunas de sus compañeras en otras de las 44 iglesias que integran la Comunión Anglicana, que cuenta con 85 millones de fieles en 165 países. Actualmente hay 37 obispas anglicanas en el mundo, la última de las cuales fue ordenada el pasado fin de semana en Swazilandia.