Antes de regresar a casa aún se dará una vuelta por Agar, que andan los cacos alborotados y conviene vigilar. Con la misión del día cumplida sentencia: «Non me fixen cura para cambiar o mundo, só para botar unha man». Y mañana, Dios dirá. O quien sea.
En: A Estrada Un: Viernes De: 16 a 22 horas
nacho.miras@lavoz.es
«Nunca pensei que acabaría de cura -dice-, ao mellor de garda civil de tráfico, ou de mecánico...». Pero los caminos del Señor son inescrutables. Cuando un sacerdote que se llama Carlos Fermín Santiago Iglesias (Laíño-Dodro, 1985) te espeta, nada más presentarse, que tiene nombre de actor de telenovela, el hielo, más que romperse, se disuelve. Se ordenó el 1 de julio y, apenas cuatro meses después, ya tiene más parroquianos que muchos alcaldes. Hoy toca levantar un cadáver, oficiar un funeral y dos misas y visitar a una enferma. «Non é dos días peores», dice. Cómo será uno malo. El Opel Astra del cura, que tiene un mes, ya marca 8.000 kilómetros de labor pastoral.