Una pelea entre 2.000 empleados obliga a cerrar una fábrica de Foxconn

esperanza calvo PEKÍN / LA VOZ

SOCIEDAD

Los nefastos antecedentes de Foxconn en lo que a protección de derechos laborales se refiere siembran la duda

25 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

¿Pelea multitudinaria o manifestación contundentemente reprimida? Los nefastos antecedentes de Foxconn en lo que a protección de derechos laborales se refiere siembran la duda. Los orígenes de la multitudinaria reyerta en la que se pudieron ver implicados más de 2.000 trabajadores de los 79.000 empleados de la firma taiwanesa Foxconn en Taiyuan, norte de China, no están claros. La compañía es conocida porque en ella se ensamblan dispositivos electrónicos (iPhone, iPad, Kindle, PlayStation, Xbox...), componentes para la automoción y para la gran mayoría de las marcas de informática y telefonía.

En un comunicado, la empresa justificó el cierre de la planta ayer «debido a una disputa que comenzó en los dormitorios en la que terminaron heridos 40 trabajadores». Citando a la policía, el comunicado asegura que la pelea se inició a última hora del domingo y que fue controlada por agentes locales en torno a las primeras horas del lunes, cuando varias personas fueron detenidas. Según la agencia estatal Xinhua, más de 5.000 agentes fueron enviados a la zona y se impuso un cordón de seguridad que se mantuvo durante toda la jornada.

Las denuncias sobre las precarias condiciones laborales que sufren sus trabajadores han catapultado a Foxconn a la primera plana de los medios de comunicación por protagonizar sonados escándalos que incluyen varias denuncias de suicidios supuestamente provocados por interminables jornadas de trabajo en condiciones de gran precariedad, la última hace menos de un mes.

Amenaza de suicidio colectivo

El pasado mes de enero, más de 300 trabajadores chinos de la planta de Foxconn en Wuhan, donde se produce la Xbox de Microsoft, amenazaron a la empresa con un suicidio colectivo subiendo a la última planta de uno de los edificios. Protestaban después de que los responsables de la fábrica rompiesen su palabra sobre las indemnizaciones prometidas como incentivo para que renunciasen de forma voluntaria a su puesto de trabajo.