Unión contra el fraude en los destilados

a. l. redacción / la voz

SOCIEDAD

14 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La Xunta organizó ayer en Santiago, en colaboración con la Federación Española de Bebidas Espirituosas (Febe) y el Consejo Regulador Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia, una jornada informativa sobre la inspección y control de los destilados. El objetivo era reunir a todas las administraciones públicas implicadas en la lucha contra la comercialización de aguardientes y licores que no cumplan los requisitos generales de etiquetado.

Según el sector, queda un largo camino por recorrer hasta suprimir las prácticas recurrentes, como la de servir tras una comida aguardiente o licores en botellas sin ninguna etiqueta, ya que suponen una quiebra de la trazabilidad de estos destilados y atentan contra el derecho a la información que tiene el consumidor respecto de los alimentos y bebidas que consume.

El presidente del Consejo Regulador, José Antonio Feijóo, anunció que van a pedir a la Administración Tributaria que elabore unas normas de inspección claras e iguales en las cuatro provincias y que se apliquen de forma racional a todos. «Y lo más importante -añadió-, que contribuya de manera activa a retirar de circulación todos aquellos productos ilegales que suponen no solo una falta importantísima de ingresos para el Estado, sino, que están poniendo en peligro la subsistencia de las verdaderas empresas».

Según Feijóo, la evolución de este sector debería ser paralela a la que tuvieron los vinos, «en donde no concebimos que nos ofrezcan un vino que no esté debidamente etiquetado; en cambio sí es frecuente que nos ofrezcan un aguardiente o licor, mal llamado ?casero?, sin ningún tipo de control para el consumidor». Por ello, aseguró, «debemos apelar a la responsabilidad y profesionalidad de los hosteleros; en pleno siglo XXI no es de recibo que nos presenten sobre la mesa de un restaurante o la barra de un bar una botella que no esté debidamente etiquetada y a ser posible con contraetiqueta. Pero también a la del consumidor, que debe ser responsable». «Cuando lo que nos ofrecen no tiene etiqueta, no sabemos qué es lo que vamos a beber con todo lo que ello implica», concluyó.