Galicia necesitará 852 millones para paliar los efectos del cambio climático en la costa

r. r. redacción / la voz

SOCIEDAD

Greenpeace concluye que los «parches en la costa» podrían evitarse con una política de gestión integral del litoral

13 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Regeneración de playas, dragados, espigones, reconstrucción de paseos marítimos... Todo son, a juicio de Greenpeace, «parches en la costa» que podrían evitarse con una política de gestión integral del litoral, pero que, por el momento, suponen «un derroche constante de dinero público de cien millones de euros anuales». La conclusión se recoge en el informe Destrucción a toda costa, que presentó ayer la organización ecologista y en el que Galicia tiene un protagonismo destacado. De hecho es la autonomía que más se verá perjudicada por los efectos del cambio climático en las zonas costeras.

El estudio indica que la comunidad necesitará un mínimo de 852 millones de euros para restaurar las playas de arena fina (556 millones); de arena gruesa (17,7); los acantilados (98) y los tramos bajos como humedales, estuarios o lagunas (169,6 millones). Estas actuaciones serán necesarias para devolver al litoral su aspecto original tras el impacto del aumento del nivel del mar causado por el cambio climático que, en un escenario moderado, se elevará un metro de aquí a fin de siglo.

«Sin duda -recoge el informe-, estas cuantiosas cifras deberían servir para replantearse las políticas de administración del suelo del litoral y las consecuencias que tendrán en las arcas públicas la invasión de las zonas de servidumbre del dominio público por infraestructuras y viviendas». Este riesgo al que alude la organización es ya perceptible en aquellas zonas costeras donde no se ha respetado la Ley de Costas, pero podría agravarse si esta legislación se modifica para hacerla más laxa, tal y como temen los ecologistas después de los últimos anuncios del Gobierno. «Si artificializamos las playas y la costa se pierde el sedimento, que luego habrá que recuperar», explica Pilar Marcos, de Greenpeace.