Descubren la evidencia de polinización más antigua conocida

EFE

SOCIEDAD

Una pieza de ámbar de Ávila contenía cuatro hembras de insectos de la edad de los dinosaurios con el cuerpo recubierto de polen

15 may 2012 . Actualizado a las 04:11 h.

Hace 110 millones de años, en plena época de los dinosaurios, los insectos ya realizaban polinización según la evidencia más antigua encontrada hasta ahora por un equipo de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España y de la Universidad de Barcelona.

El estudio está firmado por los expertos Enrique Peñalver y Eudardo Barrón, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME); por Xavier Delclòs, del Departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la Universidad de Barcelona, y por Carmen Soriano (Sincrotón de Grenoble), entre otros. Y ahora se presenta en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), donde se presenta el hallazgo, en pleno Mesozoico o edad de los dinosaurios, de un grupo de insectos transportadores de polen que quedaron atrapados en gotas de resina.

Se trataba de cuatro hembras de insectos tisanópteros, con el cuerpo recubierto de granos de polen, que se han conservado hasta nuestros días en una pieza de ámbar de Álava. De ellas, una quedó atrapada en la resina transportando 140 granos, mientras que otra transportaba 137 granos. Se han encontrado también machos, pero sin polen.

La polinización es una estrategia para la reproducción. Las plantas necesitan intercambiar el polen para su reproducción, y nada es más eficiente para ello que los insectos, que suponen la mayoría de las cerca de 200.000 especies de animales polinizadores.

Los tisanópteros (o trips) son unos diminutos insectos, que eran considerados polinizadores poco eficientes durante mucho tiempo, se alimentan generalmente de tejidos vegetales y polen (en general, de angiospermas).

Los ejemplares del nuevo estudio publicado en el PNAS pertenecen a la colección del Museo de Ciencias Naturales de Álava y la investigación ha sido posible gracias al apoyo de la Diputación Foral de Álava y a la financiación de un proyecto de investigación I+D del Ministerio de Economía y Competitividad.