Es la primera vez en España que padres, alumnos y los cinco sindicatos de enseñanza van de la mano a una huelga en defensa de la educación. Se huelen que la cuadratura del círculo anunciada por Rajoy -el rescate de Bankia por 7.000 millones que no disparará el déficit público- podría urdirse a costa de la educación y que la instauración de un banco malo para sepultar activos tóxicos implicaría la creación de un cole malo para hacinar cativos tóxicos en aulas de 46 sardinas (en Galicia serán menos... de momento) en espera de profesor.
Esos padres y profesionales indignados con los recortes ni entienden ni admiten que se destine un solo euro al saneamiento del sistema financiero mientras haya mermas millonarias en la educación de sus hijos y alumnos, y saldrán a la calle al intuir que el cole malo será durante años nuestro modelo de excelencia, ese que ya nos tiene a la cola de la OCDE, según el último informe PISA.
Lo que se viene encima con el cole malo es déficit educativo, burbuja de interinos y congelación de titulados abocados a engrosar durante años las estadísticas del desempleo, lo que alienta la protesta. Pero dicho esto, no es admisible perder las formas y bautizar el ensayo huelguista de mañana como «jornada de lucha», en claro desafío a la paz social. Por favor, ¡un poco de educación!