El debate sobre la reforma del sistema de financiación de la sanidad pública planeó ayer durante toda la sesión del pleno del Parlamento, a través de varias iniciativas y de la comparecencia de la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, creando incluso una situación atípica, que llevó a la Cámara a rechazar por la mañana una enmienda de los socialistas dirigida a rechazar «calquera forma de copago», aunque por la tarde se corrigió parcialmente el tiro y prosperó otra iniciativa del PSdeG, redactada en términos diferentes, pero que en la práctica se mostraba contraria a «calquera medida que supoña a desprotección contra enfermidade por limitación de recursos económicos».
La primera de las propuestas fue promovida por la viceportavoz socialista, María José Caride, en la que se instaba a la Xunta a revisar el Presuposto para este año con el fin de adaptarlo al nuevo contexto de recesión económica. El texto incluía un párrafo, votado por separado, en el que Caride forzó sin respaldo del PP un pronunciamiento contra «calquera tipo de copago» en atención sanitaria.
Sin desprotección
Diferente fue el debate de la tarde, con una iniciativa defendida por el portavoz de sanidad del grupo del PSOE, Modesto Pose, en la que también se reprobaba el copago, pero se pedía concretamente que la Cámara se opusiera a cualquier decisión que deje desprotegido al paciente por razones económicas. La iniciativa fue votada por unanimidad, pese a que abogaba por una prestación sanitaria «de calidade e sen custe adicional para os usuarios».
La discusión de esta segunda iniciativa se produjo en medio de un debate elevado de tono, que llevó al nacionalista Carlos Aymerich a tildar de «fascistas» a quienes apuestan por el copago y la discriminación entre pacientes. Forzado por las protestas de la bancada popular y de su portavoz, Pedro Puy, el diputado del BNG acabó matizando sus palabras, rebajando el calificativo a actitud «xenófoba e populista», el que constará en acta.