El papa rechaza el sacerdocio femenino de forma «definitiva»

juan lara CIUDAD DEL VATICANO / EFE

SOCIEDAD

Denuncia que el «analfabetismo religioso» reina en la sociedad actual

06 abr 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El papa Benedicto XVI dijo ayer que la situación actual de la Iglesia es muchas veces «dramática», reiteró el no al sacerdocio femenino y denunció la «desobediencia organizada» que propugna un grupo de curas europeos para renovar la institución y el «analfabetismo religioso» de la sociedad. Ante más de diez mil personas, 1.600 de ellas entre cardenales, obispos y sacerdotes, el pontífice ofició en la basílica de San Pedro del Vaticano la Misa Crismal, que abre el Triduo Pascual, centro y culmen del Año Litúrgico.

Benedicto XVI dijo que el sacerdocio exige renunciar a «aquello que es solamente nuestro» y ponerse a disposición de los otros, de Cristo, y se preguntó cómo debe realizarse «en la situación a menudo dramática de la Iglesia de hoy».

A este respecto, denunció que recientemente un grupo de sacerdotes europeos han publicado «una llamada a la desobediencia. El papa se refería a los 300 párrocos austríacos que han puesto en marcha por Internet una iniciativa con la que exigen reformas, como permitir el sacerdocio femenino y el de hombres casados.

Según el papa, estos clérigos están «ignorando decisiones definitivas» adoptadas por la Iglesia, y recordó que la ordenación de mujeres en una cuestión «sobre la que el beato papa Juan Pablo II ha declarado de manera irrevocable que la Iglesia no ha recibido del Señor ninguna autoridad sobre esto».

«¿Pero la desobediencia es un camino para renovar la Iglesia?», se preguntó el papa, que agregó que tal vez no es otra cosa «que solo el afán desesperado de hacer algo, de transformar la Iglesia según nuestros deseos y nuestras ideas».

Benedicto XVI también exhortó a los sacerdotes a la enseñanza, señalando que existe «un analfabetismo religioso que se difunde en medio de nuestra sociedad tan inteligente». «Los elementos fundamentales de la fe, que antes sabía cualquier niño, son cada vez menos conocidos», denunció el papa, que exhortó a leer la Sagrada Escritura, «que nunca leeremos y meditaremos suficientemente».