«La Semana Santa congrega a más público que los equipos de fútbol»

EFE

SOCIEDAD

Soraya Sáenz de Santamaría pronunció el pregón de los festejos vallisoletanos

24 mar 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Desde el islote de Estaquín de Sigueros, en Galicia, hasta la Punta de la Restinga, en la isla del Hierro, «sí, la Semana Santa es algo muy español», ha proclamado esta noche en la catedral de Valladolid la vicepresidenta del Gobierno y ministra de la Presidencia, Soraya Sáenz de Santamaría.

Para pronunciar el pregón, la vicepresidenta ha llegado a pie hasta la catedral metropolitana, templo que se encontraba abarrotado de público, y donde ha sido recibida por el arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez.

«Sin obligaciones, sin falsas tradiciones inventadas, sin ataduras, España ha conmemorado la muerte de Cristo de esta manera desde hace tanto tiempo que parece difícil que nada lo amenace», ha reflexionado durante la lectura del pregón de la Semana Santa de Valladolid, declarada de Interés Turístico Internacional.

Sus celebraciones penitenciales y actos litúrgicos, en todo el territorio nacional, «congregan a más público que los equipos de fútbol», ha añadido la vicepresidenta delante del arzobispo de Valladolid; del delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, cofrades y feligreses.

Durante su alocución, preñada de vivencias y evocaciones personales, ha defendido, arropada por su familia y amigos, a la Semana Santa como seña de identidad y vínculo entre territorios, transmitido un «afectuoso saludo» a todos los cofrades del país que ahora intensifican los preparativos de unas celebraciones donde «no se contrata a nadie», e invitado a los ciudadanos de la UE a visitar España a lo largo de las próximas fechas.

«Algunos creemos que, últimamente, en España nos pasamos más tiempo identificando diferencias personales, locales y regionales que buscando similitudes. Pues bien, la Semana Santa tiene una virtud colectiva: nos ayuda a entendernos como españoles», ha explicado desde el atrio catedralicio.

Desde su Valladolid natal, la ciudad «de las nieblas y de los capuchones», pronto convertida en «templo abierto» por donde saldrán en andas «cristos derrotados» y «vírgenes atribuladas», Sáenz de Santamaría ha invitado a observar durante este tiempo de penitencia la existencia de conceptos como la honradez, solidaridad, amistad y fidelidad, que contraponer a la imperante «crisis de valores e incertidumbre».

«Sí, la Semana Santa es algo muy español»

Arte y emoción, misterio e incredulidad, trascendencia y desgarro personal, son algunas de las sensaciones que ha expuesto acerca de un fenómeno que a su juicio desborda «lo puramente religioso» y donde uno se puede estremecer sin necesidad de ser devoto.

«En el apogeo de la revolución tecnológica, España es capaz de iluminar las calles con velas y de pasear en silencio; de paralizarse para reflexionar y para reflexionar-se», ha agregado desde el atrio herreriano, al pie del altar mayor y junto al paso denominado «Preparativos para la Crucifixión», labrado por Juan de Ávila en 1679 y que porta la Cofradía del Santo Cristo del Despojo.

Vargas Llosa, Delibes, Jorge Luis Borges y de forma especial la «duda permanente» y el «desgarro existencial» de Miguel de Unamuno, son algunas de las referencias literarias que ha desgranado la vicepresidenta después de evocar su niñez en la calle de Felipe II, la procesión de la Borriquilla el Domingo de Ramos, la fría espera de los pasos sentada en la acera, el miedo a los capuchones y las visitas de Jueves Santo a las siete iglesias penitenciales.

Con su estilo y peculiaridades, Sáenz de Santamaría ha insistido en el «marcado sello español» y «espíritu común» que identifica esa creencia y tradiciones en pueblos y ciudades.

Antes de abandonar el atrio, donde ilustres pregoneros como Francisco de Cossío, Julián Marías y Francisco Pino han anunciado desde 1948 la Semana Santa de Valladolid, la vicepresidenta se ha comprometido a trabajar «incansablemente» por España desde su actual responsabilidad de Gobierno.