Los investigadores gallegos cruzan los dedos ante la salida al espacio del XaTcobeo

María Jesús Fuente Decimavilla
m. J. Fuente VIGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Los noventa participantes viven con impaciencia las horas previas

12 feb 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Nerviosos, pero con la ilusión de quien espera una nueva etapa. Así están los sesenta estudiantes que presenciarán mañana en la Universidade de Vigo la salida de su primer proyecto aeroespacial, pionero en Galicia. Otros cuatro compañeros tendrán la suerte de representarlos en la Guayana francesa. Ellos y una treintena de docentes que compartieron la investigación.

Ahora cruzan los dedos, aunque con la confianza de haber hecho los deberes y la tranquilidad de que todo está probado, según reconoce el responsable de las antenas de tierra, Antonio José Vázquez. Lo que ya no está en sus manos es el funcionamiento del cohete que lo transportará en su primer viaje al espacio.

Llegar a la meta no fue fácil. Tanto el alumnado como los 32 docentes partieron de cero. «Sin que nadie te guíe, pisando terreno nuevo y haciendo un esfuerzo por ponernos al día; fue un verdadero reto», explica Verónica Ruiz, responsable de la integración del satélite. Ahora solo le queda aguardar en tierra, en la estación situada en la Escuela de Ingeniería de Telecomunicaciones de Vigo.

Helena Iglesias no solo participó en las primeras fases del diseño y estudio de viabilidad, sino que estará en el equipo de operaciones que seguirá al satélite desde tierra: «La carrera nos da unos conocimientos básicos, pero el trabajo con el picosatélite nos proporcionó un bagaje importante». Su idea es compartida por la mayoría de los compañeros, quienes tienen la esperanza de que la experiencia en este campo sea un incentivo para la incorporación al mundo laboral desde la universidad.

«Nuestra esperanza es que se pongan en marcha nuevas ideas, aunque estamos en una época muy delicada y con demasiados recortes», puntualiza Verónica Ruiz, una de las integrantes del núcleo duro del proyecto, formado por quince personas.

Si algo destacan «los padres» del XaTcobeo de los tres años de jornadas intensas, es el trabajo en equipo. Alcanzar estándares europeos, cumplir plazos y organizar la labor de ocho grupos de investigación fue una ardua tarea que se solucionó con mucha coordinación.

«Cuando iniciamos el proyecto parecía que solo íbamos a aprender cuestiones técnicas, pero, al final, acaba enriqueciéndote también a nivel personal; tienes que desarrollar la capacidad de comunicar, gestionar y dialogar», dice Ricardo Tubío. La suerte, pero sobre todo sus capacidades en áreas de trabajo concretas dentro del proyecto, fueron factores decisivos para elegir a Darío Hermida y a Miguel López para viajar a la Guayana francesa. Ahí vivirán el momento más importante desde que comenzaron el trabajo. Aunque en realidad para Miguel, ese instante llegará cuando comprueben que el satélite está comunicando. Si todo va bien, se calcula que eso sucederá en el plazo aproximado de quince días.

«Lo de antes me parece conformarse con algo que está muy bien, pero al final las cosas se hacen por algo, no simplemente por hacerlas», explica.

Para Darío Hermida ya es muy importante haber logrado construir el satélite en tiempo y forma y, sobre todo, que alguien de la Agencia Espacial Europea lo haya reconocido.

Las expectativas creadas por el primer satélite gallego son máximas, como demuestra el hecho de que la Universidade de Vigo haya organizado para mañana un acto para poder ver el lanzamiento del XaTcobeo desde el puerto espacial europeo en la Guayana francesa.

Otros compañeros de viaje

XaTcobeo no viajará solo en el flamante cohete Vega. Estará acompañado por otros seis nanosatélites cubesats con distintas características, aunque le corresponderá al gallego el honor de ocupar la primera plaza de todos ellos. Se trata de los desarrollados en las universidades de Budapest, Varsovia, Bucarest, Turín, Montpellier y La Sapienza (Roma). La carga se completará con dos satélites principales de mayor tamaño y diseñados en Italia. Se trata del reflector «Lares» y «AlmaSat-1», desarrollado por la Universidad de Bolonia. Esta primera misión del cohete Vega permitirá certificar su sistema completo, incluyendo el propio vehículo y las distintas operaciones de lanzamiento.