No solo con uvas se despide el año

Colpisa

SOCIEDAD

Mientras en España nos preparamos para comer las 12 uvas a medianoche, en Alemania funden plomo y en Italia tiran muebles por las ventanas.

31 dic 2011 . Actualizado a las 15:28 h.

Hoy termina un año, el mundo entero despide al 2011, un año que ha dejado penas para unos y alegrías para otros, un año que sin duda ha marcado un antes y un después en la economía de millones de personas, un año que ha visto caer al asesino más buscado (Bin Laden), un año cargado de noticias, pero al fin y al cabo un año que se va.

Los españoles nos preparamos para comer las doce uvas al ritmo de las campanadas que marca el mítico reloj de la madrileña puerta del Sol, pero no somos los únicos que celebramos la entrada del nuevo año, todos los países lo hacen, eso sí, cada uno a su manera. Algunos de nuestros vecinos europeos tienen costumbres muy similares a las nuestras, pero otros darán la bienvenida al 2012 de maneras totalmente dispares.

Italia es uno de los países más peculiares a la hora de decir adiós al año que termina, literalmente tiran la casa por la ventana. Cada zona del país lo celebra de manera diferente. En Nápoles, Sicilia y Calabria comienzan a lanzar muebles, platos, vasos o algún bien de la casa por la ventana. Creen que haciendo esto las familias se deshacen de todo lo malo y se aseguran la buena suerte para el año entrante. Otra tradición del país transalpino es la de comer un buen plato de lentejas, esto se hace en la primer comida del año, por la creencia de que las lentejas traen prosperidad y abundancia.

Otro país del viejo continente con costumbres curiosas es Alemania.

Aquí, se practica el bleiglessen. Es una práctica muy antigua que consiste en fundir una barra de plomo (hasta lograr su estado líquido) y verterla en vasos para que se vuelve a solidificar. Los alemanes se fijan en las formas que adquiere el plomo al volver a formarse y las interpretan como predicciones de futuro. También, en algunas zonas del país, encienden hogueras para ahuyentar a los espíritus malignos.

El país maniático por excelencia, Escocia, celebra el Hogmanay, una fiesta en la que se busca barril de madera para quemarlo y tirarlo calle abajo.Cuentan que es para eliminar obstáculos y dar vía libre al año nuevo. Lo más curioso es que basan el curso del año nuevo a partir del rostro de la primera persona que entre por la puerta, si es alguien de buena apariencia y planta, será símbolo de buenos augurios, pero si la persona no es de buen ver, la mala suerte se instalará en el hogar para todo el año.

En Latinoamérica es sabido que las supersticiones y los ritos están a la orden del día. Así, en Argentina despiden el año creando grandes muñecos que acabarán quemando para purificarse y desprenderse de las vibraciones negativas junto al año que se va.

En Brasil fijan su atención en el mar. Desde las playas disparan fuegos artificiales y las filhas do santo (sacerdotisas africanas) colocan velas encendidas en la arena y tiran al agua pequeños barcos repletos de flores y regalos, si el mar se los lleva es símbolo de buena suerte.

Australia celebra una de las fiestas más espectaculares del mundo, con un gran espectáculo de ruidos y luces. Al entrar el nuevo año en Sidney se dedican a hacer el mayor ruido posible; las bocinas de los coches y las campanas de las iglesias suenan sin tregua. El espectáculo de luces y fuegos artificiales que se forma sobre la ciudad australiana es uno de los más famosos, una estampa de película.

Estos son solo unos ejemplos de las cientos costumbres, ritos y supersiciones que hay alrededor del mundo, diferentes entre ellos pero todos con un mismo objetivo: que el año entrante sea mejor que el que nos deja.