Andar en una cinta mejora a los pacientes de párkinson

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Los voluntarios, de toda Galicia, se reunieron para escuchar los resultados del estudio.
Los voluntarios, de toda Galicia, se reunieron para escuchar los resultados del estudio. césar quian< / span>

Un estudio gallego demuestra que el ejercicio sobre un tapiz mecánico repercute en el equilibrio de los enfermos

11 oct 2019 . Actualizado a las 20:23 h.

Para un enfermo de párkinson pasear no llega. Andar es un ejercicio estupendo para su corazón, sin duda, pero no mejora uno de los principales síntomas de la enfermedad: el paso corto e inestable y la falta de equilibrio. En cambio, si el paseo se hace en un tapiz, es decir, la típica cinta mecánica de los gimnasios, la cosa cambia y en menos de un mes el paciente gana en equilibrio y seguridad.

Esta idea, que en sí no es nueva, ha sido demostrada en Galicia gracias a un trabajo de investigación llevado a cabo por el grupo de Aprendizaje y Control del Movimiento Humano de la Facultad de Ciencias del Deporte y la Educación Física (INEF) de A Coruña. Miguel López del Olmo, uno de los autores del estudio, explica cuál fue la sorpresa que se encontraron los investigadores: «Dividimos a los 22 voluntarios en dos grupos, uno paseaba sobre el suelo y otro en el tapiz. Así pudimos comprobar en qué medida es mejor andar en la cinta».

Los datos, a pesar de tratarse de un grupo pequeño de enfermos, parecen sólidos. Los pacientes del grupo de control -es decir, los que andaban en el suelo- mejoraron la amplitud de su zancada en un 1,6 % tras un mes de pruebas, mientras que aquellos que paseaban en la cinta la incrementaron en un 5,1 %. La velocidad también se multiplicó. Frente al 3,9 % de mejora entre los que andaban de forma tradicional, los que se subían al tapiz incrementaron su velocidad en un 7,7 %. Los investigadores consideran zancada a la suma de dos pasos, ya que de contarse solo uno habría que poner en juego otras variables.

Incluso a la velocidad máxima a la que podían moverse los enfermos, la relación era similar. Quienes pasearon en el suelo tenían una zancada prácticamente igual que al principio del mes de prácticas (un 0,7 % más corta), mientras que el otro grupo aumentó su paso en un 3,1 %.

El trabajo de investigación propiamente dicho se desarrolló entre marzo del 2010 y agosto de este año, y los voluntarios se han reunido ahora con los autores del trabajo -Miguel López y José Andrés Sánchez- para comentar los resultados de la investigación.

La zancada (dos pasos) pasa de ser de 1,26 metros

a 1,33

7

Centímetros