China logra el primer acoplamiento espacial entre dos naves sin tripulantes

Agencias

SOCIEDAD

La nave «Shenzhou VIII» se acopló al módulo experimental «Tiangong-1» a una altitud de 343 kilómetros sobre la superficie de la Tierra.

02 nov 2011 . Actualizado a las 23:20 h.

China ha logrado efectuar el primer acoplamiento espacial entre dos naves no tripuladas, según ha anunciado la agencia de prensa estatal China Nueva.

La nave «Shenzhou VIII» se acopló al módulo experimental «Tiangong-1» a una altitud de 343 kilómetros sobre la superficie de la Tierra , según el Centro Aeroespacial de Control de Vuelo en Pekín, citado por la agencia.

A la operación asistieron expertos del programa espacial y políticos que presenciaron el hecho desde el Centro de Control Aeroespacial de Pekín. Controlada desde Tierra con ayuda de distintos centros de observación aeroespacial chinos (y uno situado en Pakistán), duró alrededor de media hora, y en ella la nave Shenzhou se acercó primero al Módulo, contactó con él y acto seguido lo atrajo hacia sí, desplegando finalmente un sistema de ganchos con el que se dio por finalizado el «atraque».

Buena parte de la cúpula comunista china, incluyendo el primer ministro, Wen Jiabao, observó la compleja operación en el centro espacial, con la notable excepción del presidente, Hu Jintao, quien se encuentra en Francia para la Cumbre del G20.

Las dos naves permanecerán unidas orbitando alrededor del planeta durante 12 días, se separarán el 14 de noviembre y ese mismo día volverán a protagonizar un segundo acoplamiento experimental, éste más corto (dos días), antes de que la octava nave Shenzhou regrese a la Tierra.

El hecho ha sido celebrado por Pekín como un paso de gigante en sus planes para una futura estación espacial permanente de China en el cosmos, un proyecto clave para el gigante asiático (junto al de la exploración de la Luna) y que confía en poner en marcha hacia el 2020. Con este programa, China, el tercer país que llevó un astronauta al espacio, quiere demostrar que está equipada tecnológicamente para trabajar en bases permanentes en el cosmos, frente a las reticencias de países como EE.UU. a que Pekín participe en la Estación Espacial Internacional (ISS). Según los especialistas, esta futura estación permanente china será considerablemente menor que la ISS (unas 60 toneladas, frente a las 390 de la internacional) y con capacidad para acoger a menos astronautas (tres, la mitad que la ISS).

En una rara muestra de transparencia en un programa que por su carácter militar es altamente secreto, representantes de la Agencia Espacial Europea asistieron el pasado día 1 al lanzamiento de la «Shenzhou VIII» en la base de Jiuquan, en una zona desértica del noroeste del país. En el 2012, la novena y la décima naves de la serie Shenzhou también se acoplarán al módulo y al menos una de ellas irá tripulada, seguramente por la primera mujer astronauta del país asiático.

Un año después, la otra rama del programa espacial chino, dedicada a la exploración lunar, escribirá un nuevo capítulo con el lanzamiento de la «Chang E III», después de las sondas de la misma serie enviadas en el 2007 y el 2010.

La actual operación de China en el cosmos marca también un hito en el programa espacial nacional porque se trata de una de las primeras ocasiones en que Pekín coopera en este sector con otros países, concretamente Alemania, que leva a cabo a bordo del «Shenzhou VIII» 17 experimentos sobre vida terrestre en el cosmos.

Expertos en la carrera espacial estiman que China tiene actualmente el nivel tecnológico que en este campo tenían EE.UU. y la Unión Soviética en los años 60 del siglo XX, pero que está progresando más rápidamente que Washington y Moscú, donde los problemas económicos y las dudas sobre la viabilidad de la exploración del espacio han frenado sus avances durante años.