Greenpeace descubre sustancias tóxicas en prendas de marca

Cristina Porteiro
cristina porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

La exposición a estos productos puede alterar el equilibrio hormonal

24 ago 2011 . Actualizado a las 21:37 h.

La organización ecologista Greenpeace ha descubierto la presencia de sustancias tóxicas, como los etoxilatos de nonilfenol, en prendas de ropa de marca adquiridas en 17 países. El origen de dichas prendas se vincula a 12 lugares distintos, entre ellos China.

Según denuncia la propia organización en su último informe, Trapos sucios 2: aireando la ropa, grandes firmas internacionales como Adidas, H&M, Lacoste o Nike utilizan este producto químico en la elaboración de productos textiles y calzado. Así lo confirman los resultados de los análisis a los que fueron sometidos 78 artículos de varias marcas, de los que 52 dieron positivo en nonilfenol etoxilatos.

Impacto ambiental

Sara del Río, responsable de la campaña de tóxicos de Greenpeace, asegura que esta sustancia «es muy tóxica cuando se descompone» y añade que «al tener propiedades de disruptor hormonal, su exposición puede provocar graves alteraciones en la reproducción». Los desequilibrios hormonales se aprecian especialmente en el entorno que rodea a los lugares donde se fabrican las prendas. En ríos como el Yangtsé o el Perla, en China, han aparecido peces en los que no se podía detectar el sexo del animal. La razón de que esto ocurra se debe a que algunas de las grandes empresas textiles que operan en la zona vierten agua contaminada en estos ríos. La ausencia de responsabilidad empresarial y la permisividad de la ley lo permiten. En otros casos, el agua se somete a un proceso de depuración que, al final, resulta insuficiente para eliminar los etoxilatos de nonilfenol.

Aunque el riesgo es menor, el ser humano también se puede ver afectado por la exposición a esta sustancia. Tal y como apunta Sara del Río, «se trata de un tóxico muy persistente, que tarda en eliminarse y se traspasa a la cadena alimentaria». Además, afirma que «puede afectar a la capacidad reproductora de las personas». Este fenómeno no es exclusivo de las fábricas chinas, es una práctica que se extiende por todo el globo.