Fin de fiesta multitudinario para un vino que no hace distinciones

SOCIEDAD

A punto de cumplir los sesenta años -esta fue la edición número 59- los albariñenses tienen a su fiesta por la madre de todas las cuchipandas.

08 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cuando las autoridades llegaban ayer a mediodía a Cambados para participar en los actos del día grande de la Festa do Albariño todavía recorrían las calles un buen número de personas que no habían tocado cama. Ataviados aún con sus camisetas de batalla ponían el contrapunto a los que, convenientemente dormidos, llegaban de punta en blanco para ver pasar la comitiva oficial. Y es que, al menos durante la fiesta, el albariño no hace distinciones.

El paseo de A Calzada, con el mar a escasos metros, se convierte durante cinco días en el escenario perfecto para la degustación multitudinaria de un vino que el resto del año se retira a la solemnidad de las grandes ocasiones. Ayer era el último día y, en consecuencia, había que apurar hasta el último trago, así que durante toda la jornada las cuarenta y dos casetas instaladas se afanaron en abrevar a los más rezagados.

A punto de cumplir los sesenta años -esta fue la edición número 59- los albariñenses tienen a su fiesta por la madre de todas las cuchipandas. Sin embargo, hubo ayer quien echó de menos la celebración reina de su gran rival, Vilagarcía, y pidió que el agua refrescase su cuerpo al grito de «Aquí no llega», emulando la proclama que dio origen a la también multitudinaria Festa da Auga.

Y si en el paseo se concentraba la parte más desenfadada de la fiesta, en Fefiñáns tenían lugar los actos oficiales. Miss España 2010, Paula Guilló, fue la encargada de conducir la ceremonia. Mientras, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, investía a las Damas y Cabaleiros que se incorporaban al Capítulo Serenísimo do Albariño jurando fidelidad al «lexítimo señor de todos os viños».

festa do albariño últimos tragos y nuevos caballeros