Violencia para todos los públicos

Cristina Porteiro
cristina porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Ninguna ley prohíbe la venta de videojuegos brutales a menores de edad

10 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Gran Theft Auto (GTA), Call of Duty o Carmageddon son videojuegos catalogados como violentos por el PEGI (Información Paneuropea sobre Juegos), un sistema voluntario de clasificación por edades y contenidos reconocido en treinta países europeos, entre los que se encuentra España. Si miran la estantería de videojuegos de su casa es posible que tengan alguno de ellos.

El indiscutible tirón de la violencia en la industria del entretenimiento ha catapultado a este tipo de videojuegos hacia los primeros puestos de ventas en España, sin que ninguna ley regule su consumo entre los menores. Cualquier niño puede comprarlos, ya que la simple recomendación por edades no les supone una barrera.

Roberto es dependiente de una tienda Game de A Coruña y asegura: «No estamos obligados por ley, pero en alguna ocasión nos hemos negado a vender el GTA a niños de nueve años que venían solos a comprar el juego». En este al que se refiere, los personajes pueden robar, asesinar y mantener relaciones sexuales con prostitutas.

La psicóloga Manuela del Palacio vincula su éxito al gusto por saltarse las normas, especialmente en el caso de los adolescentes. «Quieren -dice- experimentar nuevas sensaciones y dar rienda suelta a sus impulsos». En relación con la ética de la industria del entretenimiento declara: «Saben que la violencia es un buen gancho publicitario y, como tal, la explotan sin que nadie les imponga unos límites».

La supervisión que los padres españoles ejercen en este ámbito sobre sus hijos se pone en tela de juicio. Roberto afirma que «aunque les informamos, al 90 % de ellos no les importa la catalogación, solo acuden a la tienda a pagar». En este sentido, cobra importancia la crítica que dirige Manuela del Palacio a los padres: «Delegan sus obligaciones en los videojuegos para mantener ocupados a sus hijos». Todo ello sin ser conscientes de que su consumo irresponsable puede dar lugar a trastornos de la personalidad y depresiones.

Rubén Sánchez, portavoz de la Asociación de Consumidores en Acción (Facua), denuncia que algunos juegos «bordean la legalidad». La autorregulación del sector es positiva, pero, por el momento, insuficiente.