La leche de las mujeres catalanas es más tóxica que la de las gallegas

Raúl Romar García
R. Romar A CORUÑA / REDACCIÓN

SOCIEDAD

La transmisión de químicos en el embarazo reduce la calidad del semen

08 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ni la leche materna está libre de tóxicos. La exposición cotidiana a sustancias químicas hace que se acumulen en el cuerpo a lo largo de los años y, en el caso de las madres, que se liberen a través de la grasa de la leche. La constatación de este proceso ha venido de un estudio realizado por el CSIC y el Instituto Marqués de Barcelona en el que se analizaron 38 compuestos químicos denominados disruptores endocrinos, que en el organismo actúan como estrógenos, en 68 muestras de leche materna. La mitad eran de mujeres gallegas y la otra mitad, de catalanas.

Solo cuatro de las 68 muestras analizadas estaban libres de tóxicos, y correspondían a las gallegas. En general, el estudio revela que la leche de las catalanas contiene un nivel de tóxicos hasta cuatro veces superior al detectado en las gallegas. «En las muestras de Galicia también encontramos tóxicos, pero la leche de las gallegas está mucho mejor que la de las demás», resalta Marisa López-Teijón, jefa de Reproducción Asistida del Instituto Marqués y directora de la investigación. En todas las muestras de Cataluña, salvo en una, también se encontraron trazas de DDT, un insecticida prohibido desde hace más de treinta años.

Pero ¿por qué existe tanta diferencia entre unas y otras? Los expertos creen que la exposición a los contaminantes tóxicos es mayor en las zonas con un mayor desarrollo industrial. «En el estudio se aprecia una diferencia clara entre estas dos poblaciones, que relacionamos con el hecho de la mayor industrialización en Cataluña y a ciertos hábitos de vida, como la ingesta de alimentos envasados», corrobora Damiá Barceló, investigador del CSIC y director del Instituto Catalán de Investigación del Agua.

La acumulación de tóxicos en el organismo femenino tampoco es inocua, en especial cuando las mujeres se quedan embarazadas. Los investigadores han constatado una relación entre la baja calidad del semen de los hombres con la exposición del embrión durante el embarazo a los disruptores endocrinos. Estas sustancias actúan en el organismo como hormonas femeninas que impiden o dificultan a la testosterona (la hormona masculina) hacer su función de estimular el desarrollo de los órganos sexuales masculinos, lo que puede traducirse en bajas concentraciones de espermatozoides en el semen, malformaciones genitales y daño testicular.

«Se refuerza la hipótesis -apunta López-Teijón- de que los tóxicos ambientales transmitidos de madre a hijo durante el embarazo y la lactancia pueden ser una de las claves de la infertilidad masculina». Es más, la experta considera que si no se ejerce un mayor control sobre ellos «nos estamos jugando la salud reproductiva de las siguientes generaciones». Propone, por ejemplo, que a la hora de declarar el riesgo de determinados tóxicos se tenga en cuenta no solo sus efectos como potenciales cancerígenos, sino también su repercusión en los embriones y el feto.