-Hay un proyecto europeo que se resuelve dentro de diez días. Pero lo que sí puedo adelantar es que tenemos ya la colaboración con una firma, Novo Nordisk [una de las primeras del mundo en la producción de insulina], para el desarrollo de una insulina oral. La clave está en que el paciente no tenga que inyectarse, que se la tome por la boca como quien toma una aspirina. Este es el objetivo. Estamos en colaboración con las empresas, porque las empresas creen en esta posibilidad.
-Pese a todo, ¿Galicia pinta algo en la ciencia mundial?
-Yo creo que sí pinta, porque hay efectivamente investigadores de gran relieve a nivel internacional. El problema es que nuestro esfuerzo para estar en este contexto es extraordinario, es superior al de nuestros colegas que están por el mundo adelante. En otros países están más apoyados, tienen más tiempo para investigar, mejores infraestructuras... Y Galicia tiene que mejorar en este sentido si le interesa apostar por la ciencia.