La sangre azul de los Windsor se diluye

imanol allende LONDRES / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

La plebeya Kate Middleton prometerá «amar, confortar y honrar» al príncipe Guillermo

29 abr 2011 . Actualizado a las 11:22 h.

Por primera vez en más de 300 años, un futuro monarca británico se desposará hoy en la milenaria abadía de Westminster con una plebeya, en el colofón de un proceso de apertura que iniciara hace ya treinta años la princesa Diana. La sangre azul se mezclará con la roja de los comunes en el momento en el que nazca el primer hijo de la pareja que hoy contrae matrimonio, el príncipe Guillermo y Kate Middleton, desde hoy princesa Catherine.

El proceso de humanización en el nuevo annus mirabilis de los Windsor era inevitable desde que la princesa Diana rompió los moldes enrocados y oxidados de la realeza británica, lo que, a la postre, le costó su matrimonio y el descrédito entre su familia política. «Estamos aquí porque la madre del novio ha sido la mejor princesa que ha tenido este país, porque estuvimos en su funeral y porque hemos seguido la trayectoria de Guillermo estos años y nos recuerda tanto a su madre». Para Jill Wynne, apostada en las cercanías de la Abadía de Westminster con un termo de té, un vaso de plástico en las manos y un bombín con la Union Jack en su cabeza, Diana estará presente hoy en la abadía cuando su hijo contraiga matrimonio con Kate; para Jill y para los cientos de millones de espectadores de las nupcias del siglo.

Diana estará presente incluso en las promesas que se dedicarán los novios durante la ceremonia. Se cree que Guillermo y Kate han escrito sus propias promesas, rompiendo por ejemplo con la tradicional promesa de «obedecer y servir» de la esposa al marido. Diana tampoco prometió obediencia a Carlos cuando se casó con él en 1981, y no hubiera consentido jamás que su nuera se subyugara a su hijo, por muy futuro rey que fuera.

El jueves, cuando Kate regresaba a Londres para celebrar su último ensayo en la abadía, una foto pudo captar un papel escrito en el interior de su vehículo. Eran las promesas que se dedicarán hoy los novios, y en él se podía leer: «Con tanto amor en nuestros corazones». Cuando el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, lea hoy las promesas que ha de repetir Kate, estas serán «amar, confortar, honrar y cuidar en la salud y en la enfermedad».

Ayer por la mañana la novia se acercó hasta la abadía. A su llegada fue recibida con aplausos por los cientos de personas que ya están acampadas en espera de la boda. Kate estaba acompañada por el príncipe Enrique y miembros de su familia para asistir al último ensayo antes de la ceremonia.

Camila, «de acampada»

Las personas que acampaban en los alrededores del palacio de Buckingham recibieron ayer una visita sorpresiva: Camila, la esposa del príncipe Carlos de Inglaterra, dio un paseo espontáneo por la avenida The Mall y se mezcló con ellos. Camila destacó la «excelente atmósfera» en las calles.