España, a la caza de antimateria

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Participa en el mayor detector de rayos cósmicos, que se lanza mañana

28 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Son invisibles, pero cada metro cuadrado de la Tierra recibe cada día mil partículas procedentes del confín del universo tras un viaje de millones de años. Son los rayos cósmicos, los pilares del cosmos primigenio y cuya composición sigue siendo un misterio para la física, en buena parte porque el muro protector de la atmósfera los absorbe y altera, lo que dificulta su estudio. La única alternativa para comprender su esencia es capturarlos en el propio espacio. Y este es el reto del que se ocupará el Espectrómetro Magnético Alfa (AMS-02), el mayor experimento internacional para la detección de rayos cósmicos, que será llevado mañana a la estación espacial internacional por el transbordador Endeavour, en la que será su última misión. AMS-02, un proyecto que involucra a 16 países y con una destacada participación española, será también el mayor instrumento científico del complejo orbital y permanecerá en activo hasta el 2028.

Su objetivo será seguir la pista de la antimateria (partículas idénticas a las conocidas, pero con carga opuesta) y probar así la certeza de la teoría del Big Bang. «En el primer instante del universo existía la misma cantidad de materia que de antimateria, pero hasta la fecha no hemos encontrado antimateria, no sabemos dónde está, porque lo que está predicho es que cada partícula tenga su antipartícula», explica Manuel Aguilar, director del departamento de Investigación Básica del Ciemat y coordinador del experimento en España. Aguilar cree que sería bueno «explorar el universo más allá de nuestra galaxia, ya que hay más de 100.000 millones de galaxias, y ver, por ejemplo, si encontramos antinúcleos de helio o de carbono».

Si la antimateria existe apenas quedan dudas de que AMS-02 la encontrará, ya que tiene sensibilidad para identificar un solo antinúcleo entre millones de partículas de rayos cósmicos. «El objetivo más emocionante es explorar lo desconocido: buscar fenómenos que existen en la naturaleza que ni siquiera hemos sido capaces de imaginar o que no teníamos forma de detectar», corrobora el nobel Samuel Ting, el responsable científico de la misión. De hecho, en este viaje a lo ignoto también se confía en poder detectar materia oscura, de la que se compone el 23% de la masa del universo, pero que ni se conoce y nunca se pudo observar. La materia convencional visible, la que forma las estrellas, los planetas o las galaxias, constituye menos del 5% de la masa del Cosmos. El resto es materia y energía oscura.

España contribuye a la misión con 11,4 millones de euros (el 4% del presupuesto), pero más importante que su aportación económica es la científica. España ha diseñado y construido, entre otros trabajos, uno de los detectores clave del AMS-2, que aportará información esencial sobre la velocidad y carga eléctrica de las partículas cósmicas.