Un papa responde por primera vez a los fieles en televisión

juan lara CIUDAD DEL VATICANO / EFE

SOCIEDAD

Benedicto XVI abordó desde la tragedia de Japón hasta el conflicto árabe

24 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Por primera vez en la historia, un papa, Benedicto XVI, respondió a las preguntas de los fieles en un programa de televisión, en el que habló del alma y la resurrección de Jesús, así como del terremoto de Japón. Lo hizo en Viernes Santo, antes de la celebración del viacrucis, que también presidió en el Coliseo de Roma.

Sentado en su despacho, con sotana blanca, el papa Ratzinger, de 84 años, contestó a siete preguntas provenientes de diferentes partes del mundo, y también pidió la pacificación de Costa de Marfil, el respeto de los cristianos en Irak y la reconstrucción de ese país. Con voz suave, el anciano pontífice mostró su solidaridad a una niña japonesa de siete años que ha vivido la experiencia del terremoto y posterior tsunami que han sacudido a Japón y le reconoció que «no es justo» que los niños sufran mientras en otras partes otros viven muy cómodos, pero afirmó que sabe que Jesús sufrió como ellos lo están haciendo ahora, «y está de vuestra parte». Aunque no se trató de preguntas y respuestas en directo, ya que habían sido grabadas previamente, este ha sido un diálogo televisivo sin precedentes, que demuestra, según el diario vaticano L?Osservatore Romano, que en cuestiones de comunicación, la iglesia y el Papa están «en la vanguardia».

El formato de la entrevista, realizada por la televisión publica italiana RAI, fue similar al famoso Tengo una pregunta para usted y siguió el mismo esquema que se usa en las entrevistas que concede el Papa a los periodistas que le acompañan en el avión en los viajes por el mundo: se le envían las preguntas y después las responde.

En el programa televisivo, la siguiente pregunta la planteó una madre italiana, María Teresa, que quería saber si el alma de su hijo Francesco, que lleva en coma vegetativo desde el Domingo de Pascua del 2009, había abandonado su cuerpo inconsciente. Benedicto, cuya pasión por la música es conocida, le respondió con una metáfora musical. «La situación quizás es como la de una guitarra cuyas cuerdas se han roto y que ya no puede tocarse. El instrumento del cuerpo es frágil, es vulnerable, y el alma no puede tocar, ni hablar, pero permanece presente», sostuvo Benedicto.

Otras de las cuestiones que le plantearon estaban relacionadas con los actuales conflictos en África y Oriente Medio, que le proporcionaron al pontífice una oportunidad para incidir en la necesidad de paz y tolerancia religiosa.

Un grupo de jóvenes de Bagdad, que se describieron a sí mismos como «cristianos perseguidos», pidieron consejo acerca de cómo convencer a otros miembros de la menguante comunidad cristiana en Irak de que permanezcan en el país, donde a menudo son el objetivo de musulmanes extremistas.

Respeto a las confesiones

Benedicto los llamó a perseverar en sus esfuerzos al tiempo que les aseguró que el Vaticano continuaría presionando a las autoridades para que garanticen el respeto a todas las confesiones religiosas en Irak.

Bintu, de Costa de Marfil, quiso saber cómo su país podía superar la violencia política y étnica. Benedicto XVI sostuvo que estaba «triste por poder hacer tan poco». «La única vía es renunciar a la violencia», agregó.

En el viacrucis posterior, Benedicto XVI imploró a Cristo para que haga morir en nosotros «al hombre viejo ligado al egoísmo, al mal y al pecado».

Como en años anteriores, el Papa presidió el rito de rodillas desde la colina del Palatino, frente al Coliseo. Ratzinger abrió el viacrucis con una plegaria en la que denunció las «multiformes máscaras de la mentira que se burlan de la verdad y los halagos del éxito que sofocan la honestidad».