Es más barata que los fármacos, pero debe complementarse con ellos
02 feb 2011 . Actualizado a las 10:53 h.No cura ni previene, ni tampoco es un fármaco, pero a día de hoy es una de las esperanzas más sólidas en la lucha contra el sida. Es la vacuna terapéutica diseñada al amparo del Hicavat, el programa catalán para el desarrollo de inmunizaciones terapéuticas y preventivas contra el VIH financiado por la Generalitat, La Caixa y Laboratorios Esteve. La vacuna ha logrado, en un ensayo efectuado en 24 pacientes en el hospital Clínic de Barcelona, reducir la carga viral en todos los enfermos sometidos a la terapia.
«Hasta ahora, todos los experimentos habían resultado un fracaso y esta es la primera vez que se consigue tanta eficacia con una vacuna al año de probarla. La carga viral de los pacientes infectados es tres veces más baja que las del grupo de control, lo que nunca hasta ahora se había conseguido», explica Felipe García, del servicio de Enfermedades Infecciosas del IDIBAPS-Hospital Clínic, que también es el primer autor del estudio publicado en la revista científica Journal of Infectious Diseases.
El objetivo último es que la vacuna haga desaparecer por completo la carga viral del enfermo, tal y como ya ocurre con los fármacos antirretrovirales, lo que se espera lograr con un nuevo ensayo ya iniciado y que durará un año. Si el tratamiento funciona servirá para complementarlo con las terapias actuales de antirretrovirales, que obligan al paciente a mantenerse medicado de por vida y durante todos los días y que al cabo del tiempo pueden ofrecer resistencias.
De esta forma, el infectado podría liberarse de la tiranía de los fármacos durante el tiempo que durase el efecto de la vacuna, en la que no necesitaría ningún tipo de medicación.
«Nuestra idea es que, si por ejemplo, un paciente de sida necesita tratamiento durante sesenta años, la mitad del tiempo sea tratado con antirretrovirales y la otra mitad con la vacuna, con lo que el coste del tratamiento también se reduciría a la mitad», subraya Felipe García.
Este sistema complementario no solo supondría un alivio para el paciente, sino también para la Seguridad Social, ya que el tratamiento con antirretrovirales es uno de los más costosos para la sanidad pública. Una terapia con fármacos cuesta entre 8.000 y 9.000 euros al año, mientras que la fabricación de la vacuna costaría en un primer momento entre 2.000 y 3.000 euros, la tercera parte. En un futuro incluso sería más barata.
La vacuna está basada en las células dendríticas de los propios pacientes que permiten reforzar el sistema inmune que el VIH destruye.