El Senado francés rechaza un nuevo intento de legalizar la eutanasia activa

e. suárez PARÍS / CORRESPONSAL

SOCIEDAD

Un 90% de la población del país vecino está a favor de la aprobación

26 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La eutanasia activa seguirá siendo delito en Francia. El Senado vació ayer de contenido la proposición defendida por tres parlamentarios, después de una tajante entrada en escena del primer ministro. François Fillon se declaró el lunes abiertamente «hostil» a cualquier intento de legalización.

El debate divide a derecha e izquierda. La proposición de ley llevaba la firma de un conservador, un socialista y un comunista, y tanto en la Unión por un Movimiento Popular (UMP) de Nicolas Sarkozy como en el Partido Socialista las posiciones distan de ser unánimes.

«La cuestión es saber si la sociedad está en situación de legislar para acceder al derecho a darse la muerte. Estimo que este límite no debe ser franqueado», aseguró Fillon en una tribuna publicada por el diario Le Monde que ha zanjado las discusiones. «Hay que acabar con la hipocresía», reclamaba ayer el socialista Manuel Valls. Comparten su opinión la secretaria general Martine Aubry y su predecesor en el cargo François Hollande, pero no la ex candidata a la presidencia Ségoléne Royal.

Medios artificiales

Desde el 2005, Francia tolera la eutanasia pasiva, la que permite la interrupción de los medios artificiales para prolongar la vida y su sustitución por tratamientos paliativos. La ley fue resultado de un caso que dos años antes estremeció al país, cuando la madre del joven tetrapléjico Vincent Humbert le dio medicamentos que le llevaron al coma y su médico acabó por provocarle la muerte. El antiguo bombero, sordo, ciego, mudo y atado a una silla de ruedas pero perfectamente lúcido, había pedido al presidente Jacques Chirac que permitiera que le ayudaran. Otro caso destacado fue el de Chantal Sebire, que murió en el 2008.

Desde hace diez años, las iniciativas para legalizar la eutanasia se suceden regularmente en el Parlamento francés al amparo de los sondeos que dan hasta un 90% de opiniones favorables. La rechazada ayer por el Senado fue el resultado de la fusión de tres iniciativas diferentes, unificadas ante la constatación de que «la ausencia de legislación conduce en la práctica al suicidio a muchas personas en fase terminal, con consecuencias terribles para ellas y sus allegados».