El Papa dice que el purgatorio no es un lugar, «sino un fuego interior que purifica el alma del pecado»

La Voz CIUDAD DEL VATICANO/EFE.

SOCIEDAD

Benedicto XVI señaló que Catalina de Génova, en su experiencia mística, jamás hizo revelaciones específicas sobre el purgatorio o sobre las almas que se están purificando.

13 ene 2011 . Actualizado a las 10:34 h.

El papa Benedicto XVI dijo ayer que el purgatorio no es un lugar del espacio, del universo, «sino un fuego interior que purifica el alma del pecado». El Pontífice hizo estas manifestaciones ante unas nueve mil personas que asistieron en el Aula Pablo VI a la audiencia pública de los miércoles, cuya catequesis dedicó a la figura de santa Catalina de Génova (1447-1510), conocida por su visión sobre el purgatorio.

Benedicto XVI señaló que Catalina de Génova, en su experiencia mística, jamás hizo revelaciones específicas sobre el purgatorio o sobre las almas que se están purificando, frente a la imagen de la época que lo representaba siempre ligado al espacio. «El purgatorio no es un elemento de las entrañas de la Tierra, no es un fuego exterior, sino interno. Es el fuego que purifica las almas en el camino de la plena unión con Dios», afirmó el Papa.

Explicó que la santa no parte del más allá para contar los tormentos del purgatorio e indicar después el camino de la purificación o la conversión, sino que parte de la «experiencia interior del hombre en su camino hacia la eternidad».

El paraíso, el purgatorio y el infierno han preocupado a lo largo de la historia tanto a los fieles como a los papas. Benedicto XVI afirmó en el 2007 que el infierno, «del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno para los que cierran su corazón al amor de Dios».

Su antecesor, Juan Pablo II, coincidió con Ratzinger en que el purgatorio existe, pero que no es «un lugar» o «una prolongación de la situación terrenal» después de la muerte, sino «el camino hacia la plenitud a través de una purificación completa».

El papa Wojtyla también aseguró durante su pontificado que tanto el paraíso como el infierno no son lugares físicos, sino estados del espíritu.