Paco Rabanne gana el premio Nacional de Diseño de Moda

Miguel Lorenci

SOCIEDAD

Cultura le premia «por convertir la moda en expresión plástica de su tiempo».

12 nov 2010 . Actualizado a las 00:12 h.

Francisco Rabaneda Cuervo, consagrado en el mundo de la alta costura como Paco Rabanne, fue galardonado el jueves con el Premio Nacional de Diseño de Moda 2010. Se le distingue «por ser el diseñador español de moda vivo más universal» y se destaca de su labor «la innovación y su aportación a todos los ámbitos de la cultura del siglo XX, creando un nuevo concepto que escapa a cualquier clasificación convencional, al convertir la moda en expresión plástica de su tiempo». El premio está dotado con 30.000 euros. Es la segunda ocasión en la que Cultura se concede este galardón que en si su primera edición fue para otro clásico del sector, Manuel Pertegaz.

Nacido en Pasajes (Guipúzcoa) el 18 de febrero de 1934, Paco Rabanne se labró un prestigio en el competitivo París de los años cincuenta y sesenta, hasta convertirse en una de las primeras figuras del planeta de la alta costura. Hijo del oficial republicano Francisco Rabaneda Postigo, que sería fusilado en Cantabria en 1937 y que militó y fue miembro de la dirección del Partido Comunista de España (PCE).

Con sólo cinco Paco Rabanne años se trasladó a Francia con su familia. En París inició sus estudios de Arquitectura en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes. Pero pronto cambiaría el tablero por la aguja y los patrones y se inició en el mundo de la moda gracias a que su madre, de origen vasco, había trabajado en el taller de otro vasco que triunfó en París, el modisto Cristóbal Balenciaga en San Sebastián.

En sus primeros pasos Rabanne diseñó accesorios, bolsos y zapatos para modistos como Givenchy, Balenciaga, Dior, Jourdan o Roger Model, hasta que en 1963 presentó su primera colección de trajes. Una colección en la que experimentó con materiales como el plástico, el papel o el aluminio y textiles muy coloristas con los que logró sorprender e iniciar un camino muy personal que marcaría un estilo singular en el mundo de la moda. No en vano aquella colección seminal llamó «12 vestidos imposibles de llevar fabricaos en materiales contemporáneos».

Sus singulares diseños le permitieron afianza su firma, sobre la que crearía desde mediado de los 70 todo un emporio que se sustentó en la venta de perfumes, complementos y elementos de decoración. En 1986 vendió la exitosa marca al grupo español Puig.

Una década después, en 1999 y tras crear una línea de prêt-a porter, el gran modisto anunció su abandono del mundo de la alta costura y se sumía en la publicación de autoayuda y de actividades artísticas.

Ángeles Albert, directora general de Bellas Artes y Bienes Culturales, presidio un jurado que estuvo formado por Roberto Torretta, designado por el Instituto Superior de Empresa y Moda (ISEM); Ana Velasco, por la Federación Española de Empresas de Confección (FEDECON); María Isabel Berz, por la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME); Jesús María Montes-Fernández, designado por la revista Telva; y David Moraleja, por la revista Elle.