Un nido de cigüeñas casi provoca una tragedia en Vilalba al derribar unas piedras

Xosé María Palacios Muruais
Xosé María Palacios VILALBA/LA VOZ.

SOCIEDAD

Un pináculo del tejado de una iglesia cayó al lado de vecinos que salían de misa

03 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El nido de cigüeñas que desde hacía años -aproximadamente un decenio, según los vecinos- formaba parte del paisaje de la iglesia parroquial de Goiriz, en el municipio de Vilalba, sufrió anteayer una abrupta modificación que a punto estuvo de causar graves daños. La residencia que poco a poco fueron creando las cigüeñas -había dos y sus crías, de acuerdo con los testimonios de los que viven cerca del templo-junto al campanario, con restos de leña y de variada vegetación como principales elementos, se vino abajo, cayó sobre un pináculo situado en el tejado del templo, y acabó parcialmente en el suelo del atrio arrastrando consigo a la piedra.

La caída se produjo alrededor de la una de la tarde de anteayer, justo cuando el atrio estaba mucho más animado que de costumbre por ser el día de Todos los Santos. Los feligreses salían del tempo, y en ese momento parte del nido y el pináculo se vinieron abajo. El tamaño acumulado durante años -en los que el nido, según los vecinos, ya había logrado un peso de varios centenares de kilos- y la humedad debieron de ser circunstancias decisivas en la caída, que se quedó en un gran susto sin que los resultados tuviesen consecuencias más trágicas.

A sus 68 años, a Moisés Vispalia, vecino de esta parroquia vilalbesa, le tocó la mayor parte del susto. Iba andando por el atrio, muy cerca de la esquina que forma la fachada principal de la iglesia con uno de los muros laterales, y notó que le caían encima unas ramas del nido, al mismo tiempo que percibía que algo pasaba casi rozándole el cuerpo: en un primer momento pensó que alguien le había tocado; pero luego descubrió que a su lado, ya en el suelo, estaba el pináculo, roto a consecuencia del impacto. Del tejado al suelo hay una altura de unos seis metros, mientras que del campanario al tejado donde estaba el pináculo hay unos tres. La estructura de piedra, según los vecinos, puede pesar unos 100 kilos.

Volver a nacer

Benjamín Pernas, que anteayer caminaba al lado de su vecino y de la esposa de este en el momento de la caída, resumía ayer las escasas consecuencias de lo sucedido: «Nacemos», dijo este chairego de 72 años de edad. Lo ocurrido la víspera seguía teniendo ayer gran repercusión, puesto que en la iglesia se ofició una misa por ser día de Difuntos y el cementerio, situado junto al templo, recibió muchas visitas. Hasta el párroco se refirió a esa situación en la misa de ayer, asegurando que lo ocurrido el lunes había sido más bien un milagro por no haber causado un daño mayor. El sacerdote comentó que la reparación del pináculo, que resultó partido en dos, no debería suponer un problema, ya que, dijo, los trabajos en piedra pueden efectuarse hoy con más eficacia que hace años.

El nido fue construido por las cigüeñas tras haber preparado otro en la misma parroquia. El templo que eligieron como residencia temporal está junto a la N-634 y el Camino Norte.