Guatemala acepta las disculpas pero exige una investigación por los «espeluznantes» experimentos

Carlos Arrazola / Efe

SOCIEDAD

La Casa Blanca pidió disculpas por los centenares de guatemaltecos que fueron infectados con sífilis y gonorrea hace 60 años.

02 oct 2010 . Actualizado a las 04:27 h.

El Gobierno de Guatemala aceptó hoy la disculpa de la Casa Blanca por los «espeluznantes» experimentos médicos realizados sobre centenares de guatemaltecos que fueron infectados con sífilis y gonorrea hace 60 años, pero pidió una investigación de los hechos.

El portavoz de la Presidencia guatemalteca, Ronaldo Robles, dijo a Efe que el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, se comunicó telefónicamente con su homólogo guatemalteco, Álvaro Colom, para pedir una «profunda disculpa» al pueblo de este país centroamericano.

Según Robles, durante la conservación Obama «manifestó una profunda disculpa por un acto que, dijo, causa indignación en los Estados Unidos y que no es compatible con los principios y valores de esa sociedad».

Robles dijo que el presidente guatemalteco reconoció a Obama «el gesto de su Gobierno por hacer la comunicación» y la petición de perdón al pueblo guatemalteco.

«El presidente Colom le manifestó (a Obama) que comprende que los hechos ocurrieron en otro momento, pero le insistió en la necesidad de investigar los mismos», añadió Robles.

El portavoz presidencial aseguró que el gobernante estadounidense se comprometió con Colom a «realizar una investigación profunda para determinar qué fue lo que sucedió así como identificar los alcances» de los daños causados por los experimentos médicos.

Horas antes, tras conocer la declaración hecha en Washington por la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, en la que se disculpó por los experimentos, Colom calificó esos actos de «espeluznantes» y de «crímenes de lesa humanidad».

El gobernante anunció que junto al Gobierno de los Estados Unidos realizará una «profunda investigación» sobre los experimentos, y aseguró que «Guatemala se reserva el derecho de la denuncia oportuna ante las instancias internacionales correspondientes» para exigir una indemnización por los daños causados.

Aunque la Casa Blanca aseguró que estos experimentos afectaron a 696 personas, la mayoría de ellos presos y pacientes de instituciones mentales, Colom señaló que los damnificados alcanzaron los 1.500 y que, entre estos, también había soldados y prostitutas.

Los Ministerios de Salud, Defensa y Gobernación fueron instruidos por Colom para «ubicar» y «resguardar» los archivos de los años en que ocurrieron los hechos, los cuales servirán de base para la investigación que buscará identificar a los responsables.

Los experimentos, realizados durante el Gobierno de Juan José Arévalo Bermejo (1945-1951), fueron liderados por el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos en la Administración de Harry S.

Truman (1945-1953).

La infección de personas tenía como objetivo estudiar el desarrollo de las enfermedades de transmisión sexual en periodos prolongados de tiempo, sin ofrecer tratamiento alguno a los infectados y sin que estos estuvieran enterados de ser parte de los estudios.

El procurador de los Derechos Humanos de Guatemala, Sergio Morales, calificó de «positiva» la disculpa del Gobierno estadounidense, pero señaló que debe ir acompañada de «un resarcimiento» por los daños ocasionados al país.

Por su parte, el director del humanitario Grupo de Apoyo Mutuo, Mario Polanco, dijo a los periodistas que «se demuestra una vez más» como Estados Unidos «ha experimentado desde siempre con Guatemala».

«Reconocen (Estados Unidos) que hicieron experimentos médicos denigrantes con presos y enfermos mentales, tal y como hicieron experimentos políticos en 1954 cuando derrocaron al Gobierno» del coronel Jacobo Arbenz, reprochó Polanco.

Durante el Gobierno del presidente Bill Clinton, Estados Unidos reconoció la participación de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por su sigla en inglés) en el derrocamiento de Arbenz, y pidió perdón a Guatemala por los daños ocasionados por ese hecho.

El caso de los experimentos salió a la luz pública por la investigadora de la Universidad de Wellesly, Susan Reverby, quien descubrió los archivos de los experimentos realizados por el especialista estadounidense John Cutler, mientras se preparaba para iniciar un estudio sobre enfermedades de transmisión sexual.