La Virgen del Carmen resistió el embate de las olas en Malpica

Mar Varela CARBALLO/LA VOZ.

SOCIEDAD

El mal estado del mar obligó a acortar el recorrido de la tradicional procesión

30 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Como una montaña rusa. Así podría definirse la procesión marítima celebrada ayer en Malpica. No fue fácil resistir el embate de las olas, ni tan siquiera para la imagen de la patrona de los marineros. A pesar de que varios ladrillos sujetaban el improvisado altar, hasta el subdelegado del Gobierno demostró ser un lobo de mar sujetando a la santa, que estuvo a punto de caer un par de veces. «Alguén o ten que facer», aseguraba José Manuel Pose Mesura, muy metido en su papel.

Bajo un sol de justicia, el José Alejandro abrió la procesión a ritmo de gaita y con el Himno galego como telón de fondo. Todo era poco para recibir a la Virgen del Carmen: bengalas, cohetes, bocinas y un barco engalanado con mil flores. Hasta aquí, y con el abrigo del puerto, todo era bullicio, color y calor. Pero, tan pronto como el Escacho , patroneado por Fernando Bardanca Fernández, dejó atrás el dique, los colores comenzaron a cambiar. Del rojo producido por el sol a un tono más pálido, mitad mareo, mitad temor por las subidas y bajadas del barco. Fue una procesión corta. «Saímos porque é a tradición, pero o mar non está para facer o percorrido habitual», explicó el patrón, que capitaneó la procesión por segunda vez en sus 21 años de experiencia.

Una vez que la Virgen tocó tierra se acabó la tradición. O más bien continuó, pero de otra manera. Los más jóvenes siguieron en las embarcaciones con música y bebidas o se bañaron en el puerto. Todo para negarse a abandonar uno de los últimos días de las vacaciones.