Rosa Cedrón repartía las vacaciones entre las playas coruñesas, la vida en la aldea y comer gominolas en Monforte
16 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.Rosa Cedrón tenía tres veranos: el de la aldea lucense de su padre en Cimadevila; el agosto en el pueblo de su madre -Monforte- y las jornadas playeras con su familia en A Coruña, donde residía el resto del año. En todos asegura que fue muy feliz con muy poco: «Non era como os rapaces de agora, meu irmán máis eu non tiñamos nada e pasabámolo ben igual. Inventaba xoguetes: cun pau e un plástico xa tiña para darlle o golf».
La música ya estaba muy presente en los veranos de la cantante gallega que tocó con Mike Oldfield. «Tanto a familia do meu pai como a de miña nai tiñan moito que ver, tocaban nas bandas e ensináronme moito, sobre todo en Monforte».
En la capital de la comarca del Lemos, Cedrón se quedó encandilada con el arte de su tío Francisco Fernández y allí comenzó a soñar con actuar algún día en las fiestas de los pueblos dominando el acordeón como lo hacían los suyos. Precisamente las giras son las que ahora le roban las vacaciones, aunque trata de no perder la ocasión de hacer escapadas para reunirse con su familia y, sobre todo, para descansar. «Entre a derradeira actuación e a que tiven o sábado en Cambre funme a Eibar», explica. Regresar a la aldea es lo que más añora. Cuenta que tanto ella como su hermano fueron «deixando de ir, porque a xente, os tíos ou avós, xa non están». Por eso, «ás veces arrepíntome de non aproveitar máis tempo alí».
Las temporadas en su aldea significaban el contacto con la libertad. «Toleábame estar coas vacas, cos coellos... con todos os animais e xogar, aínda que as cousas novas sempre saían da nosa imaxinación». En Monforte, además de ensayos con sus tíos acordeonistas, hubo muchas tardes de piscina y de baños en el río que culminaban con un banquete de «gominolas».
Baños en Veigue
Rosa Cedrón nació en Monforte, pero desde muy pequeña vivió en A Coruña, primero en la calle Capitán Juan Varela y después en el barrio de Elviña. Desde ambos lugares los Cedrón se escapaban a la playa de Veigue a pasar el día entero: «Era pequeniña, pero dun azul precioso e pasábamos o día enteiro. Había comida e merenda, ademais de moitos baños».