Diseñar sueños a medida

Tatiana López WASHINGTON/LA VOZ.

SOCIEDAD

Psiquiatras de EE.UU. intentan que el ser humano aprenda a reescribir o, por lo menos, dominar sus pesadillas

15 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Durante siglos, intentar interpretar y dominar los sueños ha sido un reto para científicos e investigadores de todo el mundo. Los egipcios consideraban que eran la puerta que contactaba con el más allá y los nativos americanos desarrollaron artilugios para espantar los fantasmas, mientras que Freud trató de ver en nuestras pesadillas los deseos reprimidos y los traumas infantiles. Sin embargo, nadie había conseguido lo que se desarrolla en el Instituto para el Sueño del estado de Arizona, adonde cada temporada acuden miles de personas dispuestas a conseguir aprender a soñar bien.

Según datos aportados por la Asociación de Profesionales del Sueño de EE.?UU., actualmente entre un 4 y un 9% de los norteamericanos sufren pesadillas de manera crónica. Este porcentaje se eleva casi hasta un 90% en víctimas de abusos sexuales o ex combatientes de guerra. En estos pacientes se corre el riesgo de que se cronifique el problema y se llegue a la depresión.

Para tratar de mitigar estos trastornos, un equipo de científicos, liderado por el psiquiatra estadounidense Barry Krakow, trabaja desde 1999 en lo que han bautizado como La escuela de los sueños. El método utilizado es el siguiente.

El arte de soñar despiertos

Durante siete sesiones los pacientes son instruidos en el arte de soñar despiertos, es decir, elaborar en su mente fantasías agradables con las que más tarde sustituir los delirios que los atormentan. «Si uno sueña con unos ojos sangrientos debe reemplazar esos ojos por dos pompas de jabón, de manera que la próxima vez que se vaya a dormir la nueva fantasía reemplace a la antigua», en palabras del propio Krakow en una entrevista a The New York Times.

Aunque poco ortodoxa, esta técnica, cuyos resultados eran publicados en el 2001 en el Journal of the American Medical Association, podría reducir hasta en un 70% la incidencia de las pesadillas, según asegura Krakow.

Los buenos resultados no han evitado un aluvión de críticas dentro de la comunidad psiquiátrica, como las de la neoyorquina Jane White-Lewis, para quien «las pesadillas son en realidad elementos de control que nos alertan sobre nuestros traumas y conflictos» y por eso, aunque «está bien que uno prefiera ver pompas de jabón en vez de unos ojos sangrientos», lo más importante «es saber en realidad qué significan esos ojos».

A medio camino entre la simbología de las pesadillas y su absoluta negación se encuentran métodos como el de la psiquiatra de Harvard Deidre Barret, impulsora de la incubación del sueño. Las teorías de Barret, que han servido para inspirar la película de Leonardo DiCaprio Origen, se basan en la idea de que el ser humano es capaz de reconducir sus sueños tomando una mayor conciencia de su poder. Su primera lección: «Estás en una casa con fuego y no tienes escapatoria, pero esta noche alguien te ofrecerá un cubo de agua para apagarlo».