Perdido 300 años
El cazatesoros no se cortó a la hora de hablar de la carga. Si está en el fondo marino lo que se cree, Valero de Bernabé aseveró que la carga puede valer 3.500 millones de euros. «Pero no tiene un valor hasta que no se vea. En el Atocha, por ejemplo, las esmeraldas de contrabando que se encontraron, valían más que la bodega entera», matizó. Ese tesoro, no obstante tiene un propietario claro: «Es la Armada. Era un buque de una flota española». En la caótica rueda de prensa, tanto el buzo como el descubridor se enzarzaron en discusiones con investigadores invitados al acto. Enrique Lechuga, investigador y secretario general de la Fundación Iberoamericana para el Fomento de la Cultura y las Ciencias del Mar (FOMAR), afirmó que todo lo expuesto «es falso». Este historiador considera que el pecio está a 500 metros y en el sur de Baiona, cerca de la frontera portuguesa.
La leyenda del Santo Cristo comenzó hace casi 308 años. Este hermoso galeón llegaba de América con otros barcos en una flota al mando del almirante y general Manuel de Velasco y Tejada a la ría de Vigo. Su escolta francesa le había recomendado que se protegiera ante la cercanía de una flota enemiga procedente de Inglaterra y las Provincias Unidas (germen de los actuales Países Bajos). Habían «olido» el oro y la plata coloniales que llenaban las entrañas de los barcos estaban al acecho. Las dos flotas entraron en combate el 5 de noviembre de 1702, nada más pasar el estrecho de Rande que dio nombre a la batalla. También sirvió para que Julio Verne situara en las costas gallegas el avituallamiento de oro del Nautilus de 20.000 leguas en viaje submarino.