Dimite un obispo alemán acusado de maltratar a niños

Enrique Müller

SOCIEDAD

23 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El obispo de Augsburgo, Walter Mixa, se ha visto obligado a ofrecer su dimisión al Papa tras admitir haber sido el autor de duros castigos corporales contra niños en una residencia infantil. «Con su renuncia, quiere evitar otros perjuicios a la Iglesia y permitirle una renovación», señaló el secretariado del obispado de Augsburgo en un comunicado al confirmar una información periodística que reveló la existencia de la carta de renuncia enviada por el obispo al Papa. «Pido perdón a todos aquellos con los que pude ser injusto y a todos aquellos a los que provoqué problemas», señala el obispo en la carta dirigida a Benedicto XVI. «Doy este paso con la confianza ilimitada en la gracia de Dios y con la esperanza de que el Creador conduzca a la iglesia de Augsburgo por un camino mejor».

Mixa, uno de los más cercanos aliados conservadores del Papa en Alemania, fue acusado el mes pasado por cinco ex alumnos de la institución, que enviaron sendas declaraciones al periódico Süddeutsche Zeitung, de haberles pegado y degradado durante sesiones de castigo en la residencia infantil.

La diócesis del obispo calificó las denuncias de «absurdas, falsas e inventadas» y señaló que tenían el propósito de difamar a Mixa. El obispo, de 68 años, guardó silencio, pero finalmente terminó reconociendo haber maltratado a los niños cuando ejercía como director de la residencia infantil.

«Si ahora el tema que se discute es si alguna vez llegamos a dar bofetadas, tengo que admitir honestamente que durante mis muchos años como profesor y párroco no puedo descartar que hace veinte o treinta años, y habiendo tenido contacto con tantos jóvenes, haya repartido algunas bofetadas», dijo el obispo, quien volvió a negar que hubiera hecho uso de la violencia contra los niños.

La situación de Mixa se volvió insostenible cuando surgieron denuncias de que había malversado el dinero del orfanato, una acusación que terminó por convencer a la Conferencia Episcopal alemana de intentar alejar a Mixa de su cargo para evitar daños a la institución.

El miércoles pasado, el presidente de la Conferencia Episcopal, Robert Zollitsch, aceleró la renuncia cuando comunicó que había pedido al obispo que llevara a cabo «una pausa de reflexión» para poder aclarar las acusaciones sobre malos tratos a menores y las denuncias de malversación. El obispo Mixa, que también puso a disposición del Papa su cargo de obispo militar del Ejercito alemán, ya había protagonizado varios escándalos en Alemania a causa de sus ataques contra los movimientos católicos progresistas.